Perry Rhodan es un personaje muy famoso en Alemania. Protagonista de una saga aún inconclusa de novelas de space-ópera, sería algo así como la versión centroeuropea del mítico personaje inglés de los comics Dan Dare. La película que tenemos entre manos adapta - de esa manera- la aventura de origen de este personaje. Así, tendremos la misión espacial de Rhodan a la luna y como encuentra a los alienígenas. Pero los guionistas le dan un giro hacia las películas de superespías tipo James Bond, enfrentando a Rhodan a una conspiración de un maquiavélico mafioso malvado, que también lleva gato como Blofeld, que pretende adueñarse de la tecnología alienígena. Y para rematar todo esto, tendremos la típica tensión sexual entre Rhodan y la líder de los alienígenas, encarnada por Essy Persson, que protagonizó alguna película subidita de tono del cine sueco. Así Rhodan se transforma en un émulo de James Bond, con gadgets cortesía de los alienígenas, peleas de machotes con los masillas, lugares exóticos -en este caso África- e insinuaciones sexuales de baratillo.

En el apartado de space-ópera, tendremos homenajes a "Ultimátum a la Tierra", con el OVNI rodeado de militares, o con unos robots - en este caso parecen zombies- que lanzan rayos mortales. Hay que ver como acaban con los malos y con los pobres soldados. La escenografía es obsoleta incluso para aquellos años, con interiores y uniformes más propios de los seriales de Buck Rogers e los años 40.

Parece ser que los seguidores del personaje en sus novelas abominaron del filme. Yo solo veo en él una de tantas imitaciones mediocres de James Bond. Es entretenida, gracias a esa mezcla de space-ópera y de cine de espías, pero poco más.