Hace años vi la película "Yo soy Sam", sobre un minusválido, retrasado o como se diga ahora - ya que la palabra cambia cada cinco años- encarnado por Sean Penn que tenía una hija que se la quitaban los servicios sociales. Todo notas buenísimas, escribiendo sobre lo sensible y bonito de la película. Muchos lloros de telenovela. A mi me pareció sentimentalismo de garrafón muuuy barato. Todo era "chupi", desde el aspecto de Sam, su pandilla de amiguetes y todo ese rollo buenista con los Beatles.

Sin embargo "El solista" me parece mucho mejor y más realista. La historia de un esquizofrénico que vive como un sin-hogar en las calles de Los Ángeles y de un periodista se interesa por él, por trabajo, pero luego cimenta una amistad de verdad. Vaya diferencia de filmes. Aquí todo lo referido a la pobreza y las enfermedades mentales es duro y desagradable, el protagonista -encarnado por un magnífico James Foxx- tiene un aspecto que produce rechazo y su comportamiento es incomprensible, siendo violento incluso con quienes le brindan ayuda. Robert Downey Jr le da una réplica de óscar. Como cambió el hombre tras "Iron Man". Es un filme bastante duro, con poca esperanza, salvo la que da esa amistad inquebrantable. Aquí no hay milagros, ni abogados super-guays. Aquí hay realidad y miseria. Aquí lo que cuentan es real. Pasó y sigue pasando.

Hay un momento de humor involuntario que a mí me recordó "Zoolander" cuando presentan la moda "basura" con un sin hogar. Y es cuando al protagonista le llevan a tocar frente a un montón de pijos sensibles, apareciendo en el escenario con su carrito de desechos que lleva a todas partes. Supongo que sería real, pero parece una parodia.

Y esa es la diferencia entre "Yo soy Sam" y "El solista". La verdad. Los hechos. La vida. Y se agradece, aunque lo pases algo mal viéndola. Porque te hace reflexionar.