Una de esas historias distópicas ambientadas en otros planetas, tan propias de la serie del Doctor Who. Una especie de mundo totalitario y militarizado, con uniformes que recuerdan a los nazis, aunque regidos por una extraña democracia directa vía televisión, en la que los ciudadanos votan "si" o "no" con unas teclas junto a la pantalla, a todo lo que se les pregunta. Incluso el Gobernador debe someterse a esa votación y es castigado, en directo, si la pierde. De hecho, los gobernadores no llegan a viejos. La falta de medios de la serie, lleva a no disponer de extras para ambientar dicha sociedad, reduciéndose a dos ciudadanos que comparten piso y comentan lo que ven por la telepantalla.

A este planeta llega el Doctor Payaso de Micolor - el sexto y menos valorado - junto a su companion voluptuosa Peri-cuyas camisetas ceñidas y escotes causaron críticas y conmoción para parte de los espectadores habituales - y ayudará a un prisionero, encarnado por el hijo de Sean Connery. Y como siempre, huidas y capturas que sufrirá el Doctor y sus acompañantes. Peligros virtuales y otros vegetales, muy adecuados para librarse de personajes cuando ya no son necesarios. Y un alienígena de vergüenza ajena, con esa capucha tan mal diseñada.

Dentro de los ciclos de este sexto doctor es de los más potables, pero no se aleja de la comodidad mediocre en la que los guiones se habían instalado. Y lo de "Venganza en Varos" no se a que viene; quizás es que sonase bien en inglés con el uso de dos uves. Quién sabe. Aquí nadie se venga.