Tras una introducción de videoclip para situarnos en un reino Unido distópico, la historia arranca inspirada claramente en "Cube", en una extraña celda, la White chamber del filme, donde su ocupante sufrirá todo lo indecible. No obstante, la capacidad de sorprender desaparece con la introducción del resto de la historia y de los personajes, derivando en otro tipo de película, que reflexiona sobre los límites éticos y si vale todo para conseguir un fin. Tiene una cierta conexión con el cómic "V de vendetta" y los experimentos que hacían con sus prisioneros. Y como tal, se puede ver, pero se olvida rápido, ya que todo es predecible y tópico, desde el comportamiento de los protagonistas hasta su resolución.

El mérito del filme, si tiene alguno, es su diseño de producción. Apenas cuatro euros bien empleados, un lugar de rodaje que puede ser un hotel, algunos elementos de laboratorio y poco más. También hay que destacar a unos actores que asumen su papel y creen la historia narrada, por lo que logran transmitir lo que les sucede a los personajes y eso ayuda a la solvencia del filme y no abandonarlo a los veinte minutos. No es nada del otro mundo, pero es bastante digno. Pero poco más.