Rememorando aquella página de los tebeos de Ediciones Bruguera, "Increíble pero mentira", se podría describir así al mendrugo que ejerce de protagonista: "Hank Holten, borrachuzo policia, es atacado por una secta de vampiros juerguistas, teniendo que pedir ayuda a su ex-mujer, una escritora de novelas de vampiros, de la cual, mientras estuvieron casados, ¡nunca se leyó uno de sus libros y no sabe qué hacer!"

Efectivamente. Amas a a tu esposa pero nunca te has preocupado ni de lo que escribe, ni has compartido ideas ni intercambiado opiniones con ella ¿pero que tipo de matrimonio es ese? El policía se ve inmerso en una orgía vampírica y todo sucede en cascada, pero manteniendo la misma cara de bobo todo el filme.

¿Es un interesante filme de vampiros? Casi parece una parodia, en especial ese sentido de humor negro que tienen los chupasangres. Unos chupasangres que van de juerga, orgía y discoteca. Y cuyo vampiro maestro, una especie de malo de los power-rangers, está más próximo a Etrigan de los DC comics que a los típicos vampiros de la Hammer. ¿Y el almacén de ataúdes? ¡Si parece una funeraria más que el cubil de unos vampiros! ¿No podían haberse molestado en recrear ese ambiente de manera más lóbrega? El protagonista es un antihéroe tan exageradamente torpe que resulta patético, supera la frontera que separa al antihéroe del payaso. Ese, quizás, es el gran fallo del filme.

Incluso el gran Lance Henriksen tiene un papel bastante discreto, contagiado por la falta de nivel actoral de todos los protagonistas.

Verse,puede verse, pero es como comerte una bolsa de patatas fritas caducada, que sabe rancia.