Magnífico debut de Gerard Gormezano, con una bella y serena película de época, con la que experimenta en escenas de gran belleza plástica, que recuerdan al mejor Turner.

Rodada en catalán y que ganó numerosos premios en Catalunya, dispuso de muy pocos medios, supliéndolos con gran imaginación en encuadres, vestuario y búsqueda de exteriores, logrando una película de elegante factura, conmovedora e intimista, con evocaciones al cine naturalista de Rohmer o a Remando al Viento de Gonzalo Suárez.

La historia también es interesante, al tratarse de un capítulo muy ignorado de la historia de España, la dominación inglesa de Menorca, relatada de manera autobiográfica por un ingeniero inglés y la convivencia con los isleños.

Un clásico moderno que debería recuperarse.