Los años 80 fueron años en los dejábamos el cine de catástrofes pero también el cine de monstruos diversos, que tanto se habían prodigado unos años antes. Hormigas, tarántulas, serpientes, barracudas, pirañas, osos, perros, abejas, cucarachas, serpientes, pulpos y no se cuantos bichos más. Así que este filme sobre cangrejos llegó un pelín tarde, cuando los espectadores estaban saturados de fauna asesina.

Y no es un mal filme. Como dijo el anterior crítico, Hernán Cárdenas produjo y dirigió ésta su única película. Se apoyó en un guión escrito por el creador de la serie Flipper y de un extra metido a escritor que llegó a interpretar al monstruo de la laguna negra. Cárdenas hace un trabajo más que digno, con todos los tópicos de estos filmes, con subtramas innecesarias e inconclusas.¿Tiene algo que ver la central nuclear y sus fugas o es el laboratorio donde juegan con el ADN de los cangrejos? ¿Qué pasa con la historia del dueño de la Central nuclear y su hija con el protagonista huérfano?

También hay incongruencias, como situar una central nuclear en un lugar donde hay huracanes estacionales o que nadie investigue los sucesos. No hay autoridad, ni sheriff ni nadie similar.

Sin embargo, Cárdenas nos lleva a un final apoteósico, de noche, para que no se vean los cables, arrancando en una playa arrasada y llena de cadáveres para enfrentarse, de manera emocionante, a un cangrejo gigantesco, un magnífico animatrónico construido de verdad, al que se enfrentarán los actores de manera desesperada. El caparazón, las pinzas, el gigantismo, todo ello hace del cangrejo un enemigo formidable, quasi imbatible. Y el enfrentamiento se disfruta. Soberbiamente rodado para los pocos medios que tenían.

Así que "La garra" (que título español más absurdo, en todo caso seria "La pinza") es un acertado filme de monstruos que se comen a la gente, tanto como plaga o como un ejemplar bestial, que satisfará a los aficionados a este subgénero.