Tenía mono de ver a Tommy Wiseau. Esa indescriptible dicción, en un inglés macarrónico, ese aspecto imposible, a medio camino entre Freddy Krueger y Alice Cooper, o esa manera tan particular- y única- de entender la interpretación. Así que me acerqué a esta segunda parte - la primera me ha sido imposible verla - una producción de su inseparable Greg Sestero, autor del guión y protagonista del filme. Porque Sestero supo aprovechar la popularidad alcanzada por "The room" y por su novela "The disaster artist", cuya adaptación fílmica la interpretó James Franco.

Sestero ha sabido rodearse de un equipo profesional, nada que ver con "The room". Justin MacGregor sabe dirigir, aunque sea una producción independiente muy modesta; usa drones y explota los bonitos paisajes de manera convincente; los compañeros de reparto no desentonan, desde la chica a Rick Edwards, que parece el doble de Clint Eastwood y tiene un aspecto imponente, al igual que su interpretación. Todo un descubrimiento, aunque tenga 68 años. El guión es rarito, como dijo mi precedente, algo lyncheano e incluso bizarro. Pero en el fondo es cine negro clásico, con mujeres fatales y engaños. Lo que le da la nota chirriante- para nuestro gozo- es la presencia siempre poderosa de Wiseau, sea con casco teutón - un homenaje a su origen polaco- o con esa careta tan de "Abre los ojos". Wiseau es el condimento que le da sabor al filme, aunque sea un sabor ....alienígena.

El filme es raro. Muy independiente. Cine negro con alguien extravagante. Ustedes mismos. Pero Wiseau tiene ese algo que pocos intérpretes tienen. ¡Qué buenas películas hubiese rodado con Jesús Franco!