Trama muy básica en apenas dos episodios, un entretenimiento para los espectadores del Doctor Who a la espera de episodios mejores. Un misterio en una casa solariega isabeliana, a principios del siglo XX, pasadizos en las paredes, una fiesta de disfraces, cadáveres en los armarios y alguien peligroso que aprovecha el momento. Y poco más. El buen doctor por fin usará su uniforme como es debido y jugará un partido de cricket como si fuese Messi, sorprendiendo a todos los participantes. Es tan anodino y previsible este episodio que los acompañantes apenas tienen relevancia e, incluso, Tegan resulta hasta soportable, limitándose a bailar Charlestón.