Intrascendente y sosa peliculita televisiva de espada y brujería, tercera de una saga menguante, que finalizó con una serie televisiva, que no tengo el gusto/desgracia de conocer.

Esta tercera entrega es una versión chunga de "Conan, el destructor" (que ya de por sí era floja). Si en la de Conan buscaban un cuerno, aquí buscan un amuleto-un ojo- para cumplir el mismo destino, despertar un mal bicho que quiere dominar el mundo.

Está rodada sin ganas, apática en su puesta en escena y rodaje, con unas escenas de acción donde nadie corre, del tipo de la serie de "Hércules" o "Conan el conquistador". Las interpretaciones son alimenticias, aunque cuentan con notables secundarios que necesitaban pagar sus hipotecas. Desgraciadamente, los medios económicos del filme son mínimos, sin apenas decorados, y los que hay de corcho-pan, con un monstruo de goma-eva, tipo power-ranger, mezcla de una tortuga-ninja y el padre dinosaurio de la serie cómica "Dinosaurs". Este monstruo es tan patético y risible que dan vergüenza ajena todas las escenas en las que aparece.