En una isla de las Indias Occidentales, una plantadora mulata-pero muuuy clarita- es despreciada por otro plantador, un blanquito sensu stricto, básicamente por su color, apenas imperceptible. Y elige una chica blanca del continente, lo que exacerbará a la plantadora que también es una princesa vudú, empleando la magia negra para su venganza. Asistiremos a ritos vudú, amuletos, objetos de magia negra, hechizos y zombis.

Película independiente, rodada principalmente por actores negros, como la protagonista Fredi Washington, aunque el enamorado que tiene y que ella desprecia, su capataz, será interpretado por un actor de origen judío, Sheldon Leonard, al que previamente le darán una manita de pintura. Este extraño hecho fue causado, según Wikipedia, para "evitar" que se viese un beso de un afroamericano sobre una persona de tez blanca, ya que Fredi Washington, aunque afroamericana, tenía una piel muy blanca y podía "dar lugar a equívocos". Esto sí que es racismo y no lo que persiguen los inquisidores cinematográficos del siglo XXI. La gracia del filme es que fue rodada en Jamaica, principalmente en exteriores, y con nativos como extras. Exotismo en la historia y en las imágenes. Sin embargo, vista hoy en día, es un filme obsoleto y algo simplón.