Mira que hay películas cutres en los años 80, pero esta se lleva la palma. Una mezcla de post-apocalipsis, espada y brujería, zombies, que deja a los filmes filipinos e italianos como si fuesen obras maestras de Abbas Kiastorami.

La mayoría del reparto solo han participado en este filme. "Excelente" casting. Una dicción horrorosa acompañada de una nula capacidad de interpretación. Cuando les torturan no cambian de cara, cuando se asfixian tampoco. Un lenguado haría mejor el papel que cualquiera de los participantes. El único acierto es que las actrices y los actores están de buen ver. Incluso hay uno que recuerda a Aznar con melena, con el mismo labio superior y esa nula expresividad.

La palma se la lleva la tal Angelika Jager, la única que nos mostrará sus turgencias en una escena anti-libidinosa, que mira que es difícil rodarla tan mal. La escena en cuestión es que el ente malvado premia a la susodicha con la "máquina del placer" que es como una ducha cilíndrica sin agua mientras ella sujeta una bola de plasma. Su expresividad es nula, y podrían estar haciéndole una colonoscopia o leyendo la biografía de Tony Genil. No cambia de cara en ningún momento. Su dicción recuerda a la Tamara del "No cambié" mezclado con cualquier Tamara de las que viven en el Barrio de Salamanca (Madrid).

La película es de serie ZZZ. Con tres Z. Hay algún efecto de vidrio pintado pero también tendremos una gruta en la que asoman unos gusanos que son brazos de personas haciendo la boca con las manos. Ruedan en polígonos abandonados, en sótanos con máquinas. El "páramo desolado" es un parque público con farolas y todo. Las peleas con espadas parecen de niños en el patio de un colegio de primaria. No están planificadas. Improvisan.

Al menos es movida, aunque el final se alarga y se alarga. Por cierto, el protagonista, con poderes telepáticos que se olvida de usarlos a los diez minutos del filme, y que va a salvar el mundo se llama ... ¡Neo! ¿Vieron este filme las Wachowski sisters?