Prototípica película de monstruos que se ocultan entre nosotros formando sociedades secretas y que hemos visto en tantos filmes, pero a la japonesa. Nos recordará a los vampiros de "Blade" y "Underworld", a los hombres-lobo de "Aullidos", a los mutantes de "Jumper", "Push" o de los "X- men", a los mutados de "Scanners", a los alienígenas de "Men in black", "Yo soy el nº 4" o cualquier variación fílmica sobre el tema. Pueden ser peligrosos o no para los humanos. Ahí radica la gracia. Y como muchos de estos filmes, siempre hay alguien, el protagonista, que es el nexo de ambos mundos, el humano y el monstruoso, que debe elegir bando, y siempre suele ser el de los monstruos. Por tanto, nada nuevo bajo el sol. Su realización es eficiente, aunque sin brillo, con una historia plana, previsible y apoyada en unos efectos espaciales quizás tan fantásticos que resultan demasiado irreales y poco creíbles.

La ves y la olvidas. No aburre pero tampoco será un clásico del género. Hay muchas como esta.