Un acartonado Van Damme y un Lundgren que no envejece nos obsequian con un regular y mediocre film de fugas y persecuciones en un submarino sin apenas peleas de artes marciales, que, en el caso del belga, es un auténtico pecado. ¿Cómo es posible una película de Jean-Claude sin sus virguerías de acción que son marca de la casa?

Para ver un film de tiros en un sitio cerrado hay muchos actores o similares, desde el orondo Seagal a cualquier actor televisivo. De Van Damme queremos ver ese plus de sus coreografías voladoras y en un escenario tan estrecho, como un pasillo de submarino, es imposible. ¡Y eso que la ambientación del submarino no es nada creible!. Por otro lado, Lundgren, con su habitual socarronería, lo borda, aunque su papel es una especie de cameo largo.

Así, tenemos un film olvidable de tiroteos en un sitio cerrado y ya está. Que si te quito la pistola, que si la recupero, que si te hiero peor no te mato, que si te rompo el cuello, que si el malo es remalo o solo un poquito, que si una conspiración de medio pelo, que si el refocile de turno... nada nuevo bajo el sol.