Aunque el asesinato prometía, el guión fallido se mueve de manera torpe, sin sospechosos salvo los evidentes y con unas pistas a las que apenas se les hace caso. Se producen situaciones en las que Chan jamás caería en anteriores filmes, como meterse en la boca del lobo y poner en riesgo su vida y la de su patoso tercer hijo. Sorprende en esta situación la sangre fría (ver spoiler). Nunca vi a Chan tan desvalido salvando la vida por una casualidad, no por planificación. No es un filme a recordar en la saga, sin una trama detectivesca digna, salvo porque aparece de nuevo Birmingham Brown, ahora como taxista.