Haz click aquí para copiar la URL
España España · Rivas-Vaciamadrid
Voto de Quinto Sertorio:
6
Documental En 1971, con motivo del estreno mundial de 'Muerte en Venecia', el director italiano Luchino Visconti proclamó a su Tadzio como "el chico más hermoso del mundo". Una sombra que hoy, 50 años después, pesa aun en la vida de Björn Andresen. Una película sobre el precio de la belleza.
3 de octubre de 2021
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bufff. Tras ver este documental sobre la vida de Andrésen, es difícil que no se te escape una lágrima. Un juguete roto, pero varias veces. Una historia familiar realmente desgraciada, como si arrastrase una maldición que le impidiese ser feliz. Su madre, su matrimonio y los trágicos sucesos que tuvo que vivir, su sentimiento de culpa aún después de más de 30 años.

Sorprende su arranque. El chico más bello del mundo es ahora un personaje enjuto, reseco, arrugado, de larga cabellera blanca, con una estética postapocalíptica. Vive en una humilde casa de la que están a punto de desahuciarle porque deja el fogón del gas encendido toda la noche para entrar en calor. Su novia actual, décadas más joven, le trata como un trapo. Asistiremos a dos broncas espeluznantes, rayanas en el maltrato. La segunda, con infidelidades incluidas, lleva a pensar si esto es un documental o bien un docudrama.

Pero el hilo conductor es lo que a un chico inocente de 15 años le supuso participar en "Muerte en Venecia". Todo se inicia con un casting hasta cierto punto humillante y sórdido, debiendo desnudarse frente a Visconti, mientras éste exclamaba "bello...bello" . ¿Conocerían los niños asistentes que el papel al que aspiraban era el de un niño que era el objeto de lascivo deseo de un viejo carcamal? ¿Una especie de Lolita en versión homosexual? Amor puro como dice Visconti ... no sé donde lo ve. Vicio, con buenas maneras.

Todo lo que rodea al filme es tremendamente sórdido. Visconti, homosexual militante, dió órdenes estrictas al resto de su equipo, de "no molestar" al chico. Un chico heterosexual, por cierto, y que acabó siendo, más que un icono gay, un objeto de deseo, un premio a conseguir. Tras el rodaje, a Visconti no se le ocurrió otra cosa que llevar al chico, de 16 años, a un bar gay, donde es objeto de todo tipo de miradas y acosos. Si alguien ha visto el docudrama de la vida de Bob Pop se puede hacer a la idea. Este estigma sexual lo arrastró varios años, desde Japón a Francia. Todo realmente indecoroso. En Japón inspiró a dibujantes de anime con ese rostro cincelado y perfecto, y esa cabellera rubia. Curioso. Y todo lo que vino después te lleva a pensar ¿no hubiese sido mejor que el día del casting se hubiese quedado en casa? Un casting al que fue por su abuela ...

En cuanto al documental en sí, recuerda en ocasiones a un docudrama, a una recreación, con un cierto desorden en su estructura, volviendo a su infancia a media película. Con el protagonista visitaremos los lugares en los que estuvo y las personas con las que trató, y que le siguen viendo como un objeto y no como un ser humano, excepto Paris, el periodo más oscuro de su vida y que no quiere recordar. Imágenes contemplativas y voz en off de los intervinientes.

Todo lo que relata, en especial su experiencia con Visconti, no deja de recordarme a la que padeció la protagonista de "El último tango en Paris" con Bertolucci y Brando. Ambos, Bjorn y María, eran pedazos de carne, objetos sexuales, sin sentimientos, de los que aprovecharse y explotar para mejorar sus filmes. Les daba igual lo que sintieran y cómo se sintieran ellos.

En algún momento del filme, el protagonista dice que, sabiendo lo que sabe, no hubiese participado en el casting. Realmente esto cambió su vida. Y no parece que para bien. Hay juguetes rotos, pero él ya venia roto de fábrica.
Quinto Sertorio
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow