La tercera y última película del Shaft clásico es un extraño film completamente alejado de la esencia urbana y de barriada del personaje. Nos transforman a Shaft en una especie de James Bond negro -de hecho, él lo comenta- enviado a una misión en el Cuerno de África. No es que el filme sea malo, pero no le corresponde a un personaje como Shaft. Es como si nos pusiesen a Philip Marlowe persiguiendo a cazadores furtivos en Kenia. No pega ni con cola. A su vez, el Shaft que aparece es el más paródico. Aprende dialectos etíopes en siete días, sabe combatir con bastones así por intuición y para alguien que jamás ha salido de Harlem, es capaz de dar el pego como si fuese un etíope más. Aparte tenemos el tema sexual, que lleva a niveles de película de chiste, así tenemos el personaje de una blanca que se define como "un poquito ninfómana", que le gustan los hombres negros sin duchar y que se excita y sorprende al ver el tamaño del atributo de Shaft, mientras éste se hace de rogar.

Aventuras exóticas, rodadas en Etiopía y, me parece que también en un palacete en Madrid, aunque no sale referenciado. Una trama internacional sobre el tráfico ilegal de africanos hacia Europa, ¡en 1973! pero enfocado de manera muy distinta a como lo enfocan hoy en día la intelectualidad progre europea. Y también se habla de la ablación de clítoris. Y un speech final de Shaft sobre la hipocresía de la sociedad europea y como explota a los recién llegados. Supongo que Shaft haría lo mismo sobre el trato a los inmigrantes hispanos en los EE.UU. Ya puestos a señalar ...