Típica película cincuentera sobre invasores extraterrestres, pero de nacionalidad japonesa. Y sin kaiju eigas, pero sí muchas maquetitas, que sin duda influyeron en Gerry Anderson, que, junto a su mujer, crearon aquellas míticas series de TV y películas de marionetas en el espacio como los "Thunderbirds" y "El capitán Escarlata".

El filme de Honda tiene un guión básico: unos alienígenas atacan la Tierra y hay que defenderse de ellos en el espacio. Y se unirá todo el planeta. En aquellos años aún se pensaba que la ONU servía para algo. ¡Que ilusos!..Es gracioso ver al representante chino con la bandera de la China Nacionalista, la de Taiwán. Aún no habían sido expulsados, hecho que sucedió en 1971.

Unos magníficos efectos -para la época- a base de miniaturas bien animadas, desde tanques lunares que parecen buses y naves espaciales obsoletas -cohetes espaciales tipo "Tintín" y platillos volantes sensu stricto- eran el gancho para los espectadores. Ahora resultan un tanto cargantes por su reiteración, sobre todo en los combates espaciales. Pero tienen su encanto. La destrucción de determinadas ciudades estadounidenses, además de atacar a Tokyo, recuerda al cineasta alemán Roland Emmerich y su afición a lo mismo. ¡Sin duda japoneses y alemanes compartían las ganas de poner en pantalla lo que no consiguieron por las armas! Son buenos efectos, muy artesanales. La Luna y sus paisajes están inspirados en los artistas espaciales del pincel estilo Bonestrell. Aún la humanidad no había llegado pero imaginaba y mucho. Los trajes de los astronautas son deliciosamente fantasiosos, de aquella época. Y sí, veremos a los alienígenas, pero no su rostro.

A quién le guste el cine de los años 50 le gustará, porque tiene ese encanto naïf e ingenuo, cuando la gente estaba realmente esperanzada en explorar el espacio. Quizás le sobre algo de metraje, en especial en los combates espaciales.