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España España · Rivas-Vaciamadrid
Voto de Quinto Sertorio:
8
Drama Adonis Creed se debate entre las obligaciones personales y el entrenamiento para su próxima gran pelea, con el desafío de su vida por delante. Enfrentarse a un oponente que tiene vínculos con el pasado de su familia solo intensifica su inminente batalla en el ring. Afortunadamente Rocky Balboa está a su lado a lo largo de todo el camino, y juntos se cuestionarán por lo que vale la pena luchar y descubrirán que nada es más importante que ... [+]
13 de marzo de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera de Creed era una especie de reboot de Rocky, en la que, para gozo de la comunidad afroamericana, por fin uno de los suyos era el campeón y no el vapuleado, algo sin duda más próximo a la realidad (no recuerdo ningún boxeador blanco campeón desde que la tele es en color). En esta segunda, Stallone como guionista hace un concentrado de toda la saga Rocky, desde la 2ª hasta la 6ª, extrayendo lo mejor de cada una de ellas para lograr un buen filme, en la que, con respecto a la primera, mejora en la definición de su némesis, dotándole de personalidad y humanidad.

Así que de la 2ª toma prestadas algunas ideas sobre la revancha, de la 3ª toma la estructura del filme, con la presencia de un opuesto que viene de la pobreza y el sufrimiento, tremendamente motivado y sin nada que perder; de la 4ª toma que el rival a batir sea el hijo de Iván Drago y que, de nuevo, veamos a la Nielsen y la ciudad de Moscú, y, por último, de la 5ª y 6ª toma la problemática de las relaciones paterno-filiales y su solución gracias al amor (ver spoilers). En fin, un cocktail de las mejores ideas y situaciones de la saga Rocky para construir un producto tremendamente sólido, con personajes magníficamente desarrollados y varias peleas, siendo la última, una de las mejores y más emocionantes rodadas en esta saga.

Stallone, como un buen escultor, ha sabido cincelar a sus personajes. Hijos y padres, iguales pero distintos, segundas oportunidades y mismos tropiezos, venganza y justicia. Sly da un paso a un lado y cede el protagonismo a su heredero en el filme, a Creed y su familia. Jordan cree en su papel, tanto en sus dudas como en su convencimiento, y lo desarrolla de manera convincente. Pero también Sly se reserva un buen papel, ya lejos de las enfermedades que aquejaron al personaje en la primera entrega. Rocky es una especie de apuntador, de Pepito Grillo en la vida de Creed, y sabe cuando irse de ella. Frente a ellos opone una magnífica dupla de rivales y enemigos, los Drago. El papel de Ivan Drago es un regalo precioso para Lundgren. Tiene profundidad, permite reflexionar sobre el significado del fracaso y como la venganza es un motor poderoso para la motivación, pero también descubrimos a un ser humano que sufre por su hijo. Y Lundgren lo borda. Pero su hijo tampoco es un pedazo de carne musculoso; sin duda es el personaje más torturado en el filme, abandonado por su madre, con un tremendo sentimiento de culpa y asunción de un fracaso que no era suyo, sino de su padre,
Como todos los filmes de la saga, el combate final es épico, cargado de sentimientos encontrados. Los dos contendientes tienen mucho a ganar pero también mucho a perder, y no puedes evitar tener una cierta afinidad por Drago. Es un luchador como lo fue Rocky en sus inicios. Nadie le regaló nada. Más próximo al italiano que el propio Creed.

Todas las historias parecen cerrarse, por fin, definitivamente. No parece lógico, por tanto, esperar un tercer filme. Y este final es magnífico. Un regalo inesperado. Un gran filme.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quinto Sertorio
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