Curiosamente, esta segunda parte tiene más interés que la primera. Al alejarse de los conceptos más vistos que el tebeo que nos ofreció la primera entrega- un equipo encerrado en un laboratorio nazi donde se realizaron experimentos repugnantes, zombis sádicos que aparecen de la nada como fantasmas y muchas escenas gores - la película se sigue con más interés.

En el fondo, se trata de una película de corte bélico, una misión suicida para intentar detener la máquina que hace invulnerables a los zombis mientras éstos van cometiendo tropelías. Para ello contaremos con unos aventureros de lo más variopinto: una cazanazis, un físico intrigante y un comando de la OTAN. Y ya se sabe con las misiones suicidas...que varios de ellos se quedarán por el camino. Con todo el filme tiene más escenarios y más acción, eso si, igual de truculenta. Pero al menos no repite taaaaaanto los conceptos de terrorcillo en lugares cerrados - sean hoteles, sanatorios o cuevas - y nos obsequia hasta con un clímax algo superheroico... y sorpresa final.

A nivel actoral, la Steadman está muy comprometida con su papel. Vives su vulnerabilidad pero también su voluntad férrea. El resto del reparto cumple. Y los malos, pues bueno, como que no dicen gran cosa, gruñido arriba y gruñido abajo.

Que pena que la tercera parte sea una precuela. Quedó abierta para proseguirla. Pero fue que no.