Segunda aventura del quinto doctor, el jugador de cricket, con su polo y pantalones a juego. Viajamos de nuevo al espacio, con tres companions a cual más insoportable, llevándose la palma la insufrible azafata, azote de todos los companions de la historia. En este episodio no aporta nada constructivo, salvo traducir arunta (idioma aborigen australiano).

Por otro lado asistimos a la típica historia de amenazas espaciales contra la humanidad, en su enésima versión, con un tiparraco verde mugriento, que parece que no se duche nunca. Un enemigo engreído y muy pedante, al que le engañan continuamente. Y eso que tiene miles de años de edad. Poca chicha en la historia, con regusto a recalentado, aderezada con sosos y repetidos números musicales étnicos y peleas de gladiadores. En la labor escénica, hay que reconocer el esfuerzo en decorados.

Así el resultado es un mediocre ciclo para cubrir el expediente, en espera de mejores historias y personajes.