Tras el inesperado éxito de "A medianoche me llevaré tu alma", José Mojica Marins decidió volver a la carga con la segunda entrega de las andanzas de Zé do Caixao, el sepulturero sádico y filósofo obsesionado con la continuidad de su sangre. Para ello pudo contar con unos medios que, aunque modestos, superaban ampliamente a los que había podido disponer para su anterior film, y se nota: hay más personajes (porque, para empezar, hay más actores), los decorados son mejores, y el aspecto general de la película es "más profesional". La historia continúa donde terminó la anterior, con Zé do Caixao buscando una mujer libre y valiente que pueda darle un hijo digno de continuar con su estirpe: para ello secuestra diversas mujeres y las somete a perrerías variadas para ponerlas a prueba, hasta que encuentra una que está a su altura...
Como en su predecesora, hay corrosivos discursos filosóficos por obra y gracia de Zé do Caixao, escenas de considerable violencia y sadismo, bichejos varios, burlas a la religión, humor negro, y algún toquecillo de erotismo, todo ello con más medios que en la anterior ocasión pero con la misma mala leche. Y con la misma interpretación alucinada y furiosamente carismática por parte de Mojica Marins, que alcanza algunos momentos perversamente emocionantes.
Con todo ello, estamos ante una película que podría ser considerada una obra maestra del género de terror...si no fuera por un final absolutamente anticlimático, absurdo y decepcionante, indigno del resto de la película y del personaje que la protagoniza. Un final impuesto, todo hay que decirlo, por la censura brasileña de la época, y del que doy más detalles en spoiler.