Tras haberse ganado cierto nombre en el mundillo del gore de serie B con un par de cortos bastante salvajes a finales de los 90, Alex Chandon se puso manos a la obra con un largometraje de terror sangriento a mayor gloria del grupo de metal Cradle of Filth, o mejor dicho de su cantante, que viene a ser un personaje recurrente/nexo de unión de varias historias terroríficas, una sobre una red que hace vídeos snuff, otra sobre una chorba que liga con el asesino, en fin, historias cortas con el hilo conductor del asesino de las pintillas raras y su relación con un criminal encarcelado que practica el satanismo y otras hierbas. El invento hace aguas por todos lados debido a varios motivos:

-Para empezar, el hecho de tener que meter con calzador en todas las historias a un tipo con el careto pintado y la cara de pescao que da más risa que miedo ya te limita un poquillo.
-Para seguir, el optar por el uso de efectos digitales cutres hace que el resultado sea ridículo hasta para catadores de cinebasura encallecidos como el menda.
-Para continuar, los diálogos están repletos de memeces como las que puede uno encontrar en cualquier disco de black, o death, o lo que ostias sea, metal. Que si Satán esto y lo otro, que si soy un siervo del mal, que si la oscuridad...en fin, chorradas. Y no están concebidos como algo cómico, me temo.
-Para terminar, para un personaje medio interesante que es el del detective, te lo endiñas de la forma más imbécil posible en un desenlace pretendidamente ominoso que da risa o cagalera, según te pille el día.

Cualquier videoclip de la banda en cuestión es igual de malo, pero al ser más corto pierde uno menos tiempo con él.