Adonis Creed se debate entre las obligaciones personales y el entrenamiento para su próxima gran pelea, con el desafío de su vida por delante. Enfrentarse a un oponente que tiene vínculos con el pasado de su familia solo intensifica su inminente batalla en el ring. Afortunadamente Rocky Balboa está a su lado a lo largo de todo el camino, y juntos se cuestionarán por lo que vale la pena luchar y descubrirán que nada es más importante que la familia...


Secuela de Creed, el spin-off de Rocky que en 2015 obtuvo muy buenas críticas, es un film que funciono para que la nueva generación conociera a este gran personaje y dio inicio a una nueva saga. En lo personal, me gustan las películas de Rocky Balboa. La primera es la mejor de todas, pero después las siguientes -aunque fueron entretenidas- no lograron la espectacularidad del primer film. No esperaba mucho esta nueva entrega. El estreno en Argentina fue el 17 de enero, pero a Colón vino una semana después, el 24, con buenas opiniones por parte de la crítica especializada. Lo vi esa misma noche y concluí que, a pesar de que es inferior a la del 2015, es muy entretenida.


En el tema de actuaciones, todos hacen un muy buen trabajo, sobre todo Michael B. Jordan y Sylvester Stallone. Ellos vuelven a brindar una gran química y cada escena con ellos, ya sean serias o cómicas, son muy efectivas. Los demás estuvieron correctos, pero en encantó volver a ver a Dolph Lundgren como Ivan Drago, como tiene esa frialdad de decir los diálogos.

Después de Ryan Coogler, en la silla del director tenemos a Steven Caple Jr., por mi parte uno muy desconocido. El es más del cine independiente, pero hizo un buen manejo de planos y, sobre todo, con los tiempos. En las partes de las peleas los movimientos son rápidos y dinámicos (con un sonido espectacular que sentías que estabas en el lugar), después el resto son más relajados y tranquilos (elemento que es positivo, pero a la vez negativo). Tiene una buena calidad técnica en pantalla.

El elemento más rescatado es el guion. El propio Stallone y Juel Taylor deciden implementar, en la mayor parte, el tema de la familia, siendo el eje de la historia. Y me gusto eso, porque aparte de ver a los dos principales, hay mas desarrollo por parte de la familia Drago, como cayeron en la desgracia y como quedaron divididos. En algún punto te llegas a encariñar con ellos. También logran reparar, a nivel de guion, algo que salió mal en Rocky 4. A Drago y a los rusos lo hacen más realistas, cosa contraria con la secuela de 1985 que, en mi opinión, eran una pura caricatura de sábado por la mañana.


Y hay cosas que no me conquistaron…, más bien, me molestaron:
Primero, diría que, aunque el tema de que la familia es lo primero es bueno, carga con algunas partes un tanto aburridas y en algunos tramos, el argumento puede ser muy predecible.

Segundo, al igual que la del 2015, Tessa Thompson como Bianca es pesada. No es un personaje que logre interesarme, su sueño de ser cantante me importa un bledo (para no decir una mala palabra) y también es causante de una de las peores escenas que he visto, no solo en la saga de Rocky Balboa, sino de la historia. A pesar de que -en esa parte- la iluminación es buena, ese momento fue insultante… para taparse los ojos y no ver. Tal vez querían hacerlo actual… y les salió mal. Hay un elemento que si me gusto de la historia, es que ella sufre de pérdida auditiva progresiva. Aunque no es parecido, me hizo acordar a la primera de 1976 cuando -al principio de la misma- Adriane Pennino (interpretado por Talia Shire) sufría de timidez y como se soltaba mas con Balboa. Bien por Stallone que se acuerda del más mínimo detalle.


Así que, en resumen, Creed 2: Defendiendo El Legado no es un cinturón de la victoria, a mi gusto está sobrevalorada, pero es entretenida. Yo lo disfrute viendo en el cine, los fanáticos puede que estén conformes… o no… pero vale la pena pagar una entrada.

Nota: 5/10
Amarillo, Pulgar Arriba.