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Voto de puntoyalarte:
8
Drama. Ciencia ficción Parece que el fin del mundo se va a producir en la medianoche del 31 de Diciembre de 1999. Dos meses antes, cuando la noticia se hizo pública, cundió el pánico y la confusión; pero poco a poco, el terror se ha ido transformando en resignación. Para la gente lo más importante es saber dónde y con quién estará cuando se acerque el final. (FILMAFFINITY)
28 de octubre de 2008
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última noche, dirigida por el canadiense Don McKellar (1998) es una película sobre el fin del mundo. Una película sin artificios, sin efectos especiales, sin acción ni salvadores. Una película en la que no hay tópicos ni se hace hincapié en el drama aunque subyazca en el fondo una opaca tristeza inevitable. En esta última noche, en una noche en la que un sol extraño ilumina el cielo de la ciudad, la vida de varias personas se entrecruzan en un mundo que a las doce de la noche va a desaparecer inexorablemente.

El cartel de la película reza: “No es el fín del mundo… todavía quedan seis horas” y es que en esas seis horas aún hay mucho que hacer.

Dos meses antes, los personajes han sido advertidos de la debacle que se avecina. Suponemos que ha habido estupor, confusión y pánico, pero seis horas antes del final la mayor parte de la población ha llegado a la aceptación de lo inevitable. La película no se recrea por lo tanto en lo terrible de la tragedia sino en la forma en la que el ser humano podría comportarse tras aceptar la muerte inevitable. Excepto el que no ha podido superar el miedo (que se manifiesta de forma violenta) el último día se vive en paz pero intensamente. Las familias están más unidas que nunca, la religión no es nada más (y nada menos) que una esperanza íntima de trascendencia, el sexo es por fin natural (no hay juegos de seducción, ni mentiras, ni prejuicios, ni promesas, ni mucho menos ningún tipo de culpabilidad o tabú social), quien busca el amor, quien lo ha buscado siempre, es capaz de amar una última vez aunque el último amor haya llegado a su vida días u horas antes de morir… En definitiva los sueños se cumplen porque no hay miedo a fracasar.

McKellar (guionista, director y protagonista junto a Sandra Oh) ha realizado una película interesante, excepcional por la profundidad con que ha tratado un tema más que trillado por el cine de acción norteamericano, redonda porque contiene uno de los finales más emocionantes y hermosos del cine. Merece la pena verla y reflexionar sobre lo que quizá debería ser nuestra vida: aceptar con naturalidad la muerte, vivir sin ansiedad, sin miedo, ser fieles a nosotros mismos, vivir cada minuto como si fuera nuestro último día en la tierra.
puntoyalarte
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