Nuestra heroína, el día de su cumpleaños número 18 recibe de su abuela, una viejita “buena gente” un extraño anillo que desde el momento que se lo puso le comenzó un terrible dolor de barriga y en los brazos le brotaron sarpullidos semejante los producidos por el Pthirus Argasedae.
Es el primero de 5 anillos mayas, encontrados en “Machu Pichu”, que si no se los pone todos, el mundo acabará en medio de grandes cataclismos unos días antes de Navidad, lo que sería terrible pues, Santa Claus, quedaría sin trabajo y los centros comerciales y “moolss” nada venderían en conmemoración del nacimiento del Niño Jesús. Y así, nuestra amiguita, algo colijunta para caminar, provista de una brújula maya made in China, en compañía de su señor padre, y de un venerable anciano con cara de lagartija, que gracias a viejos manuscritos escritos en cuero sintético, estaba en conocimiento del asunto, se encaminan en busca de los anillos faltantes. Y en medio de este aterrador periplo por granjas, campos y minas abandonadas del norte de USA. No podían estar ausentes algunas manifestaciones naturales que nos hacen reflexionar que con los Mayas no se juega, lluvia de cuchillos de hielo, nubes rojas que disuelven a la gente, algunos sismos y erupciones volcánicas que se dibujan en los lienzos que completan el decorado de los exteriores de la película. Tampoco falta el malo de la película, que en esta sociedad tan materialista y atea no podía ser otro que el Pastor de la iglesia.
En resumen un “excelente” y terrorífico largometraje que nos hace reflexionar que es mejor estar confesados, a menos que tengamos a una rubia adolescente “americana” a nuestro lado