En esta serie para TV, nadie es bueno, todos son corruptos, desde las a más altas autoridades de gobierno, la policía, el clero y por supuesto, los delincuentes y traficantes, a quienes va dedicada esta producción cinematográfica.
Durante sus 26 episodio, donde la entretención y la acción no decae en ningún momento, recorreremos los más hermosos parajes de Chile desde el desierto del norte hasta la Patagonia en medio de balaceras, muertos, degollados, mutilados, secuestros, droga de la más dura, sexo normal y también de ese tan aberrante que gusta a los miembros del Movilh Chile. Y cosa rara, acá no veremos la miseria que suele mostrarse en casi todas las producciones latinoamericanas, sino que ciudades modernas carentes de pobreza.
Lo que sí está presente en toda la serie, y que bien podría obviarse, es ese recuerdo al gobierno militar al que son tan aficionados los cineastas chilenos y que es donde muestran su subdesarrollo.
Recordaremos también en forma indirectas algunos hechos que marcaron la ultima administración de gobierno, como fue el incendio de la cárcel de San Miguel con su alto número de delincuentes muertos, y el histórico salvamento de los 33 mineros enterrados a 700 metros de profundidad en las áridas tierras del desierto de Atacama.
La trama gira en torno a la Familia Ferragut, honrados traficantes que desean dejar el trabajo de mercanchifles rascas que venden engrudo y pasta base en las poblaciones marginales de Santiago para dedicarse a la importación no de materia prima como los sub desarrollados, sino que de cocaína de alta pureza al mercado europeo.
La banda integrada por Vicente Ferragut hijo de Kika y Freddy conocidos narcos, Mario Moreno un ex matón e informante de la CNI, Oscar Salamanca, un antiguo terrorista de idas marxistas y Parraguez, Teguí González, para los delincuentes, un policía infiltrado, son los encargados de transportar un cargamento de cocaína líquida, que deberán llevar por tierra desde la frontera con Bolivia hasta el puerto de Valparaíso. El viaje se desarrolla en medio de peleas, discusiones y mucha desconfianza entre los maleantes. Cuando en el puerto hacen la entrega de la mercancía a los compradores españoles, son emboscados por la PDI (Policía de Investigaciones de Chile) y miembros de un cartel de la competencia, desencadenándose una matanza de proporciones, pero con los mafiosos libres y huyendo. Entonces, por más que estos criminales se odien unos a otros, tendrán que confiar entre ellos si es que quieren sobrevivir en un ambiente en el que nadie es confiable, ni siquiera la más humilde y virtuosa meretriz del prestigioso burdel de Esperanza 555 en Puerto Octay, cuya casa matriz es la conocida “Puerta de Fierro” levantada para solaz de clero, seminaristas y ordenes menores, en Colón 334, Puerto Varas.