Una película al parecer bastante desconocida, pero que resulta interesante para quién pueda tragar surrealismo sin tomar antiácidos. Recuerda en ciertos momentos al trabajo de Lynch, aunque no llega a su nivel, pero deja escenas realmente (o surrealmente) logradas, junto con otras que provocan irregularidad en su calidad y que decaiga de vez en cuando.

El principio, con la actuación musical fundida en azul, recuerda a “Terciopelo azul”, y la posterior conversación del admirador con la cantante despierta el interés y da un toque de atención al espectador para que ponga en marcha la materia gris. Pero después de eso va subiendo y bajando, pero con tendencia más bien a la bajada. La escena del trayecto en el coche también es muy lograda y el personaje del mánager recuerda mucho al enano bailongo de “Twin Peaks”. Todo bajo una atmósfera oscura, azul, como debía ser.

Una reflexión sobre la condición humana, la pérdida de libertad de los deseos, de los instintos; quedando afónicos ante la vida, con ansias de liberación. Qué cosa más extraña es el ser humano.