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Voto de Maese Huvi:
6
6,4
670
Animación. Comedia
Marquis, un conocido y obstinado bribón, encarcelado en la Bastilla por blasfemia de poca monta, no tiene más compañía que la de Collin, su órgano sexual, al que habla como un igual. La imaginación creativa de Marquis encuentra salida en sus escritos, lo que le permite soportar su cautiverio sin sufrir demasiado; pero Collin, siendo más realista, preferiría seguir el ejemplo de sus vecinos. (FILMAFFINITY)
26 de septiembre de 2008
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Marquis es seguramente la película más original de las muchas que se han rodado sobre el Marqués de Sade, ya sea que estén basadas en sus escritos o en su propia vida. Y esto es así tanto en su argumento como en su disparatada puesta en escena. Y no podía ser otra cosa más que disparatada siendo sus creadores Roland Topor y Henri Xhonneux. El primero de ellos fue miembro del movimiento Pánico junto a Jodorowsky y Arrabal y colaboró posteriormente con varios directores. Junto a Xhonneux creó a comienzos de los años ochenta del pasado siglo el Telechat (las Noticias del guiñol francesas). Y juntos decidieron rodar en 1989 esta película sobre Sade en la que los actores aparecen ataviados como animales, cada uno de ellos caracterizando una clase social, una forma de ser o un rol determinado.
El divino Marqués se encuentra encerrado en la Bastilla por sus supuestos crímenes sexuales. Allí confluyen una serie de personajes a cual más disparatado y bizarro que dan lugar a una historia que entremezcla elementos reales de la vida de Sade en prisión (no olvidemos que pasó casi toda su vida encerrado, siendo el único personaje que tiene el dudoso honor de haber sido encarcelado por la monarquía, la república y el imperio napoleónico), con conspiraciones republicanas, escenas sexuales propias de sus libros y aportaciones originales de Topor y Xhonneux.
Más allá del bizarrismo de la película, en ella podemos ver uno de los intentos más honestos (al menos en el cine) de dignificar a Sade (“el espíritu más libre que haya existido hasta la fecha”, tal y como le definió Apollinaire), más allá de los tópicos y de la leyenda negra. Podemos ver su sensiblidad, su alta concepción de la libertad y su defensa de la vida en todo su esplendor, todo ello narrado con un sentido del humor irreverente, bizarro y algo surrealista.
El divino Marqués se encuentra encerrado en la Bastilla por sus supuestos crímenes sexuales. Allí confluyen una serie de personajes a cual más disparatado y bizarro que dan lugar a una historia que entremezcla elementos reales de la vida de Sade en prisión (no olvidemos que pasó casi toda su vida encerrado, siendo el único personaje que tiene el dudoso honor de haber sido encarcelado por la monarquía, la república y el imperio napoleónico), con conspiraciones republicanas, escenas sexuales propias de sus libros y aportaciones originales de Topor y Xhonneux.
Más allá del bizarrismo de la película, en ella podemos ver uno de los intentos más honestos (al menos en el cine) de dignificar a Sade (“el espíritu más libre que haya existido hasta la fecha”, tal y como le definió Apollinaire), más allá de los tópicos y de la leyenda negra. Podemos ver su sensiblidad, su alta concepción de la libertad y su defensa de la vida en todo su esplendor, todo ello narrado con un sentido del humor irreverente, bizarro y algo surrealista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El Marqués de Sade se dedica en la soledad de su celda a hablar con su pene, Collin (sin duda el personaje más entrañable de la película), que tiene vida propia, y a escribir historias eróticas para él. A pesar de querer mantener su soledad y dignidad en prisión se ve envuelto en una serie de intrigas. Por un lado es cortejado por el carcelero Ambert, que quiere que le sodomice. Por otro lado, está Justine, una vaquita que fue violada por el rey y ahora espera un hijo suyo. El cura y el director de la Bastilla (aficionado al sadomasoquismo, que practica con la bella yegua Juliette) deciden entregar a Justine a Sade para tapar el escándalo y que todos piensen que el hijo es suyo, pero él decide resistir pese a Collin, desesperado por meterla en caliente. Sade narra algunas de sus historias a Justine, que se enamora de él por su sensibilidad y su diginidad. Pero de poco le vale, pues el cruel carcelero Ambert la viola, despechado por el rechazo de Sade, y poco después, al dar a luz, muere. Sade decide hacer de ella una de las heroínas de sus novelas. Ficción y realidad, vida y literatura se unen de forma enrevesada.
En La Bastilla también está encerrado Lupino, ex jefe de la policía, responsable del encarcelamiento del marqués y ahora conspirador republicano. Lupino le pide ayuda a Sade para escapar; para ello debe entretener al carcelero dándole por culo, pero Collin no está por la labor, así que el marqués le mete una langosta por el culo, en lo que es una de las escenas más bizarras de la película, con el carcelero corriendo con la langosta en su ano al descubrir la fuga. Sade se ve envuelto en una trama conspirativa dentro de prisión sin comerlo ni beberlo. Él sigue escribiendo, siendo esto lo único que le mantiene vivo entre las cuatro paredes de su celda. Pero hasta esto se lo roban. En mitad de una orgía el cura consigue que un editor se comprometa a publicarle los escritos que le roba a Sade.
Despojado de todo: de su libertad y de su diginidad hasta en lo más íntimo, Sade decide participar en la conspiración. Tras la primera y fallida fuga, Juliette, una de las conspiradoras republicanas y la dómina del director de la prisión, utiliza su poder sobre éste para planear y ejecutar la fuga, igual de disparatada que la anterior y en la que pierden la vida Lupino y el director de la prisión, éste teniendo su último orgasmo al exhalar su último suspiro. El marqués se ve por fin libre y Collin con él, lo que aprovecha para follarse a Juliette en el coche de carruajes en el que huyen. Al recobrar la libertad, el marqués y Collin se separan, éste decide recorrer el mundo en busca de aventuras sexuales y el marqués se queda escribiendo, reflexionando sobre la vida y el ser humano amputado en cierto modo de sí mismo pero conservando toda su dignidad y su esperanza.
En La Bastilla también está encerrado Lupino, ex jefe de la policía, responsable del encarcelamiento del marqués y ahora conspirador republicano. Lupino le pide ayuda a Sade para escapar; para ello debe entretener al carcelero dándole por culo, pero Collin no está por la labor, así que el marqués le mete una langosta por el culo, en lo que es una de las escenas más bizarras de la película, con el carcelero corriendo con la langosta en su ano al descubrir la fuga. Sade se ve envuelto en una trama conspirativa dentro de prisión sin comerlo ni beberlo. Él sigue escribiendo, siendo esto lo único que le mantiene vivo entre las cuatro paredes de su celda. Pero hasta esto se lo roban. En mitad de una orgía el cura consigue que un editor se comprometa a publicarle los escritos que le roba a Sade.
Despojado de todo: de su libertad y de su diginidad hasta en lo más íntimo, Sade decide participar en la conspiración. Tras la primera y fallida fuga, Juliette, una de las conspiradoras republicanas y la dómina del director de la prisión, utiliza su poder sobre éste para planear y ejecutar la fuga, igual de disparatada que la anterior y en la que pierden la vida Lupino y el director de la prisión, éste teniendo su último orgasmo al exhalar su último suspiro. El marqués se ve por fin libre y Collin con él, lo que aprovecha para follarse a Juliette en el coche de carruajes en el que huyen. Al recobrar la libertad, el marqués y Collin se separan, éste decide recorrer el mundo en busca de aventuras sexuales y el marqués se queda escribiendo, reflexionando sobre la vida y el ser humano amputado en cierto modo de sí mismo pero conservando toda su dignidad y su esperanza.