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Voto de Maese Huvi:
8
7,5
7.569
Comedia. Drama
En plena Guerra Fría, el profesor Hamilton, un sabio ingenuo que creía en las bondades de la energía nuclear, al darse cuenta de su error, huye y se lleva consigo todos sus secretos. Encuentra refugio en Calabuch, un pueblo mediterráneo que a él le parece maravilloso porque la gente se limita a vivir y conserva el sentido del humor y de la amistad. (FILMAFFINITY)
26 de junio de 2008
50 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Berlanga traza una hermosa e inocente fábula que nos muestra cómo se puede vivir una vida sencilla pero realmente digna y que está muy por encima de la vida a la que nos condena el mundo moderno. Pero también muestra la esclavitud del hombre moderno que no puede huir, aunque quiera, de un presente brutal y descorazonador; sólo puede evocar con nostalgia ese no-lugar, esa utopía que hay en todos nosotros y al que nos gustaría escapar, llámesele Calabuch o como se quiera. Berlanga se encuentra perdido a medio camino entre la necesidad/imposibilidad de la utopía. Quiere creer que es posible, pero choca con una realidad que parece imponerse siempre. Pero lo que es cierto es que mientras esa esperanza subsista, mientras haya un hombre capaz de soñar con la utopía todavía no estará todo perdido, aunque cada día nos alejemos un paso más de esa esperanza.
El pacifismo y antimilitarismo del profesor Hamilton (alter ego del propio Berlanga) y la presentación de una vida campesina, sencilla, como un ideal que seguir, como el refugio que podemos hallar ante la irracionalidad de la sociedad moderna entronca con un anarquismo tolstoiano, cálido e inocente, ilusorio e idealista en gran medida y que es muy característico de Berlanga. Y es que esta película recoge muchos de los lugares comunes del cine de Berlanga: el pueblo pequeño como espejo de toda España (aunque de una España Berlanguiana); el sentido del humor irreverente y con toques surrealistas; la crítica sutil y soterrada de la dictadura y de la autoridad; la visión entre crítica y cómplice de muchos de los tópicos españoles; la celebración entusiasta de la vida y la firme creencia en que hay que vivirla y disfrutarla al máximo; la mirada inocente y nostálgica.
Una película muy ingenua pero que hay que situar en su contexto, en el de la España franquista, sólo así se puede comprender y es en ese contexto en el que hay que interpretarla, comprendiendo la inmensa carga crítica soterrada que contenía y las piruetas que tuvo que hacer para meter pequeñas pullas a la dictadura sin que se notase demasiado.
El pacifismo y antimilitarismo del profesor Hamilton (alter ego del propio Berlanga) y la presentación de una vida campesina, sencilla, como un ideal que seguir, como el refugio que podemos hallar ante la irracionalidad de la sociedad moderna entronca con un anarquismo tolstoiano, cálido e inocente, ilusorio e idealista en gran medida y que es muy característico de Berlanga. Y es que esta película recoge muchos de los lugares comunes del cine de Berlanga: el pueblo pequeño como espejo de toda España (aunque de una España Berlanguiana); el sentido del humor irreverente y con toques surrealistas; la crítica sutil y soterrada de la dictadura y de la autoridad; la visión entre crítica y cómplice de muchos de los tópicos españoles; la celebración entusiasta de la vida y la firme creencia en que hay que vivirla y disfrutarla al máximo; la mirada inocente y nostálgica.
Una película muy ingenua pero que hay que situar en su contexto, en el de la España franquista, sólo así se puede comprender y es en ese contexto en el que hay que interpretarla, comprendiendo la inmensa carga crítica soterrada que contenía y las piruetas que tuvo que hacer para meter pequeñas pullas a la dictadura sin que se notase demasiado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El profesor Hamilton, un científico nuclear, decide huir del mundo al hacerse consciente de que su trabajo sólo sirve para construir bombas con las que destruir la humanidad. Fugitivo, recala en un pequeño pueblecito de la costa levantina: Calabuch, donde puede pasar desapercibido entre las gentes del lugar, que le acogen como si fuese uno más, el tío Jorge. El profesor Hamilton ve la vida con la inocencia de un niño y al huir de una sociedad enferma encuentra refugio en una pequeña utopía donde su inocencia es comprendida. En Calabuch la vida es sencilla, hermosa, allí la gente, a pesar de los conflictos que también existen entre ellos, pueden disfrutar de la vida, afrontándola con sentido del humor, con ganas de vivirla, sin importar quién eres. Rápidamente se hace un lugar en el pueblo y en el corazón de todos sus habitantes: pasea, charla con unos y con otros, juega la partida en el bar; en una palabra: vive. Pero el resto del mundo sigue buscándole. En la celebración de las fiestas del pueblo y gracias a los conocimientos del tío Jorge, Calabuch consigue ganar el concurso de cohetes al pueblo de al lado, lo que es celebrado por todo lo alto, pero también provoca que una foto del tío Jorge salga en los periódicos. Ahora todo el mundo sabe dónde se encuentra el profesor Hamilton. El pueblo decide defenderle, pero sus esfuerzos son estériles frente al poder, el tío Jorge lo sabe y decide entregarse, a pesar de que el pueblo ha organizado la resistencia y pretende defender con sus propias vidas si fuese necesario a ese desconocido que ahora es uno más, alguien a quien quieren. Finalmente, Jorge vuelve a la civilización que tanto teme y desprecia, pero el recuerdo de Calabuch le permitirá seguir viviendo y soñando.