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Voto de Charlotte Harris:
8
Drama Fatima es una musulmana inmigrante de origen árabe que es madre de dos hijas: Souad, una adolescente rebelde de 15 años, y Nesrine, una joven de 18 años que está empezando la Universidad y quiere ser médico. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2016
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras los horribles atentados de noviembre en la capital parisina, una de las películas más recomendada, referenciadas y alabadas fue la anterior película de Philippe Faucon llamada La desintegration, Francia no tiene un problema de inmigración, sino de integración, un racismo evidenciado en las urnas que muestra una sociedad llena de contradicciones ¿Cómo puede adaptarse una comunidad en tu país cuando el mensaje que le envías es que no los quieres aquí? En La Desintegration estaba el reverso tenebroso de la historia: La falta de integración en la sociedad genera un acercamiento a las raíces árabes por la que la sociedad te desprecia que puede acabar en ocasiones en un radicalismo islámico peligroso y suicida. En cambio, con Fatima vemos el otro lado de la moneda, la necesidad de adaptarse a la sociedad, de buscar su aceptación para poder disfrutar de “los beneficios de occidente” como son un futuro profesional mejor y una libertad como mujer que aún está lejos de obtenerse en los países árabes. Estas dos caras de la moneda, son absolutamente necesarias, y más cuando las lleva a cabo la mano profundamente humana y acertada de Faucon, uno de los directores más malditos del hexágono.

La historia es cotidiana: Fatima es una limpiadora separada, una mujer que nunca lo ha tenido fácil, que apenas habla francés y que lo único que quiere es darle un futuro mejor a sus hijas. La mayor se enfrenta a su primer año universitario con la esperanza de convertirse en médica y con la responsabilidad económica que esto supone para su familia. La pequeña una adolescente inconsciente y vividora que desprecia a su madre por su forma de ganarse la vida. Pero Fatima es mucho más que esto es un retrato delicado sobre la inmigración (Mucho más sensible y bien tratado que Dheepan, por ejemplo) es una de esas películas que solo su recuerdo emociona, porque se queda anclada, sin artificios, con planos cerrados, sin música que añada emoción a donde la hay a borbotones. Fatima tiene uno de los momentos más puros de todo 2015: La carta a su hija pequeña. Un momento tan simple y emotivo que es imposible no romperse por dentro. Una joya tremendamente humanista. Si este alguien tenéis que conocer a alguien, que sea a Fatima.
Charlotte Harris
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