Pues eso, una película sencilla, deliciosamente previsible y sin más pretensiones.

Una pareja joven atrapada en una New York nevada y en sus propias dudas y sus propios anhelos y contradicciones.

Una historia sencilla, dos noches y bastante humor. Pasó sin pena ni gloria y Pretty Woman arrasa cada vez que la emiten por televisión. Y ni la película de Marshall, ni Gere o Roberts son mejores que los que intervinieron en esta modesta producción.

Así es la vida. Y no es la peor película para quedarse una hora y media atrapado por el cine.