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Voto de Nelder Nei:
5
Comedia. Drama Marco, un entrenador profesional de baloncesto, se encuentra un día, en medio de una crisis personal, entrenando a un equipo compuesto por personas con discapacidad intelectual. Lo que comienza como un problema se acaba convirtiendo en una lección de vida. (FILMAFFINITY)
6 de febrero de 2019
54 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablemos de premios:

En la pasada gala de los Goya, Campeones arrebataba el galardón de mejor película a El Reino, obra que hasta el momento había arrasado en todas las categorías importantes (entre otras). Esta decisión ha sido toda una declaración de intenciones ya que, según el propio criterio de la academia, se reconoce que una película puede ser considerada la mejor del año a pesar de no haber destacado en absolutamente ningún apartado técnico o artístico. En cualquier caso, al finalizar la ceremonia, el comentarista ya podía decir abiertamente que “muy repartidos los premios”, como si esta descarada manipulación no pudiese ser desmentida a través de la matemática más básica.

Hablemos de inclusión:

Como no soy un experto en diversidad funcional, simplemente me limitaré a lanzar una par de preguntas al aire: ¿Acaso es verdaderamente inclusivo que se contraten a actores con diversidad funcional para interpretar a personajes con diversidad funcional? ¿Y acaso estos actores serán considerados en el futuro para interpretar a personajes cuya relevancia se base en algo más que en tener cierta diversidad funcional?

En 2017 podíamos ver en ‘Tres anuncios en las afueras’ a un personaje interpretado por Peter Dinklage, el famoso actor con acondroplasia. Y sin salirnos de España, en la película de Leticia Dolera de 2015 ‘Instrucciones para ser una persona normal’ figuraba un actor con síndrome de Down. En ambos casos, la condición de estos actores no era en absoluto relevante para la trama: se trata simplemente de personas que están ahí, trabajando. Nada que ver estos dos ejemplos realmente inclusivos con el caso de Campeones.

Personalmente me da la sensación de que mucha gente se ha colgado la medalla de la inclusión por tomar decisiones que, en una industria realmente inclusiva, simplemente no se podrían haber tomado de otra forma. Y esto me recuerda un poco a los hombres que esperan un premio por no acosar a mujeres desconocidas por la calle.

Hablemos de cine:

Esta película, salvo por lo evidente, la hemos visto docenas de veces ya. Y no me refiero sólo al argumento de manual, sino a la simplicidad y la superficialidad con la que se trata absolutamente todo. Poner a un protagonista que verbalice su desprecio inicial por los “subnormales” es ir a lo fácil. Obligar al protagonista a enfrentarse a sus prejuicios sin que él tenga que tomar una decisión previa es ir a lo fácil. El uso del deporte para ilustrar la superación es ir a lo fácil. El constante acompañamiento de una musiquita edulcorada para generar simpatía en las escenas de los chavales es ir a lo fácil. El montaje videoclipero con canción comercial en la escena final es ir a lo fácil. Y, por mucho que diga Javier Fesser, el final no es inesperado aún a pesar del girito… que a día de hoy también es ir a lo fácil.

Entiendo el valor que tiene esta película como fuente de personajes con los que una minoría por fin podrá identificarse y empatizar como dios manda. Pero son precisamente estas personas las que nos dicen constantemente que quieren ser tratadas como "personas normales". Y a pesar de ello no dejo de ver cómo la (tal vez) justificada discriminación positiva se torna en una frívola condescendencia que, a efectos prácticos, apenas sirve para generar titulares bonitos al día siguiente. Porque si sentamos el precedente de que una idea o proyecto puede ganar reconocimiento solamente por sus buenas intenciones, corremos el riesgo de encumbrar obras superficiales, obvias y condescendientes que en el fondo están destinadas a caer en el olvido pocos años después.
Nelder Nei
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