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Voto de griffinjazz:
9
Drama Lily es una mujer que llega a Nueva York con el firme propósito de convertirse en una modelo. Las cosas le van bien y triunfa en su carrera. Además se siente atraída por un hombre casado con una mujer que se ha quedado inválida. (FILMAFFINITY)
2 de marzo de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué tal. Hoy vengo a recomendar una película de George Cukor, que he visto recientemente y que me ha dejado estupefacto, por lo inesperado quizá. "A Life of Her Own", de 1950, que en su día no se estreno en España (no existe doblaje), y que recientemente se ha incluido bajo el título de "Su propia vida" en una colección de clásicos en VOSE en DVD. La película fue rodada por Cukor entre dos obras maestras del calibre de "La costilla de Adán" y "Nacida ayer", y parece ser que la aceptó como un encargo de la Metro de la que no quedó especialmente satisfecho. Y es algo que no puedo comprender (cosas de los maestros que pasan habitualmente), porque el filme es primoroso, de una sutileza y un buen gusto extraordinario y de una factura técnica, no ya impecable, sino a la altura de cualquiera de sus grandes obras. ¡Qué manera de mover la cámara en una habitación!, como si flotara de una forma casi imperceptible, algo a la altura de muy pocos. ¡Qué travelings por las calles de un New York iluminado por George J. Folsey siguiendo a Lana Turner!, ¡y qué diálogos!!!.

Un personaje femenino de gran calado, como es habitual en Cukor, en un melodrama, siempre con un tono bastante amable, que sería una especie de eslabón entre Frank Borzage y Douglas Sirk. Lily (Lana Turner, un monumento de actriz) llega desde Kansas dispuesta a triunfar como modelo, y de forma casi episódica, va conociendo a diversos personajes que le muestran el camino duro y profesional que ha de recorrer (Tom Ewell, director de la agencia), que la tientan y le ofrecen el camino fácil (una especie de diablo, Barry Sullivan) o que la advierten de en qué piedra no ha de tropezar (Ann Dvorak, con dos escenas fantásticas). Y claro, inevitablemente se enamora de un tipo casado, Ray Milland, y la cosa se complica. Sólo los títulos de crédito (muy Noir) son inusualmente modernos para una película de 1950.

Los no menos de media docena de planos-secuencia de Lana Turner compartidos con los diversos personajes masculinos (el propio Milland, Louis Calhern o ese Barry Sullivand que recuerda al George Sanders de "Eva al desnudo"), ya sean en el piano bar, en la mesa del restaurante o en el hotel, son una verdadera gozada, y un trabajo de actores fenomenal (una de las grandes especialidades de Cukor).

Por último, comentar que Lana Turner compone con toda solvencia un personaje con unos diez o doce años menos de los que ella tenía en realidad. Hoy en día esto sería totalmente impensable (salvo casos excepcionales como el de Isabelle Huppert), de hecho hasta los papeles de mujeres con más edad se los dan inapropiadamente a actrices jóvenes, todo muy lamentable.
griffinjazz
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