Sencillo y al grano. Sleepaway Camp es un clásico y genérico slasher prácticamente calcado de Viernes 13, aunque peor ejecutada. Nada nuevo bajo el sol. Ni siquiera tenemos el gusto de ver a los famosos jóvenes rezumantes de deseo sexual que ponen el picante y el morbo antes de un asesinato protocolar, ya que en este caso la gran mayoría de los protagonistas son púberes (aunque las "malas" de la película son claramente jovencitas algo mayores y sumamente atractivas, lo cual es necesario para que la trama funcione) y no pasan de inocentes intenciones. En fin, un slasher como tantos otros, amenizado por los risibles vestuarios (de una época risible, claro), y los bigotes falsos del policía, que son de antología.
Ahora, si uno es un habitual consumidor de cine de terror, y está acostumbrado a este tipo de cuestiones, no encontrará difícil entrar en el juego del género y seguir el film. Si lo logra, usted estará ante uno de los finales más espeluznantes y aterradores de la historia del cine. Truculento, sí. Retorcido, seguramente. Ya visto, probablemente. Pero ejecutado con una maestría capaz de poner los pelos de punta.
Es un minuto que justifica una hora y media. Les aseguro que nunca olvidarán esta película.