Historia en la que se reúnen, por un congreso, varios vendedores de los de toda la vida, viejos en el oficio, todos conocidos entre sí, desgarradamente competitivos unos con otros, amigos en el fondo unos cuantos, puteros, chanchulleros, coleguitas del cliente y su familia... Aquellos vendedores de los 60, resabiados y diferentes de los ejecutivos agresivos en la forma, pero no en el fondo.

Se plantean en la película cuestiones morales, en las que cada uno tiene su opción de escoger la puerta de la derecha o de la izquierda... O... En estos tiempos de crisis... ¿Realmente se tienen dos puertas opcionales para salir del paso o hay una única vía de escape que te lleva a la puerta fría?

Antonio Dechent borda un papel en el que caben dudas si actúa o si, en realidad da rienda suelta a sí mismo.
Maria Valverde hace un papel de azafata de congresos en el que te enamoras de su frescura, de su valentía, pillería y buen hacer, acompañada de vivencias que, a pesar de su juventud, van a darle su punto similar a los comerciales que la rodean en la feria.
Nick Nolte tiene la oportunidad de dejar dudando a los espectadores que no conozcan sus últimos años: gerente de gran empresa con pinta de exboxeador, que va a los congresos a emborracharse y, de paso, hacer alguna compra para su negocio sacando algún beneficio personal.

Hay ciertos momentos de la película en los que los protagonistas quedan callados, o la cámara fija en el plano de una puerta, de frío color aluminio, a punto de abrirse, que son necesarios para mostrar la tensión interior de sus protagonistas, pero que personalmente creo que duran unos cuantos segundos de más.

El segundo final del film deja al público con la boca abierta, el ceño fruncido, listos para el debate.