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España España · Córdoba
Voto de Talía666:
2
Drama. Romance Una viuda de buena familia inicia un romance con su apuesto jardinero. A pesar de pertenecer a dos mundos completamente diferentes deciden casarse, pero su amor tropieza con el rechazo de los hijos de la mujer y de su círculo social. (FILMAFFINITY)
18 de abril de 2016
21 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que aclarar que no soy muy aficionada al melodrama clásico y que he visto esta película por recomendación de un amigo. Reconozco que yo del cine de los 50 disfruto mucho más con la comedia que con el drama, que tiende a la exageración y a la desmesura emocional de una forma que roza lo ridículo y sonrojante para el espectador moderno.

Pero obviando lo anterior y ateniéndome exclusivamente al aspecto argumental, la película me parece maniquea al máximo, como casi todo el cine de esa década. Los amigos de ella son casi sin excepción insoportables, estirados, falsos, hipócritas, maleducados... lo peor de lo peor. Los hijos superegoístas, la niña más repelente y más tonta no puede ser, odiosa desde el primer fotograma hasta el último; dan unas ganas de incrustarle las gafas en los ojos que pa qué. Los amigos de él en cambio todos encantadores, acogedores, sinceros, auténticos. Resulta difícil imaginar dos entornos sociales más contrapuestas y dos tipos de personas más dispares.

En realidad el melodrama de los 50 tiende a considerar al espectador bastante tonto y por lo tanto ve necesario ponerle las cosas muy claritas para que no se equivoque respecto a quiénes son los malos y quiénes los buenos. Tienes que ver muy bien y sin lugar a dudas qué es lo que esa mujer debería de hacer, que es naturalmente seguir los dictados de su corazón. Entre esa gentuza con la que ella se junta y los encantadores amigos del jardinero... por diosssss, es que no hay color. Así que el espectador sufre como un gusano viendo cómo ella está dispuesta a sacrificar una vida hermosa con un hombre maravilloso en un bonito molino con vistas a un paisaje encantador lleno de preciosos cervatillos para quedarse en una casa triste y convencional mirando una tele gris y rodeada de unos amigos... tontos no, lo siguiente, y totalmente abandonada por sus ingratos hijos.

Por supuesto no existe la posibilidad de que entre sus amigos haya gente interesante con la que hablar y pasar buenos ratos. Ni que entre los amigos de él haya algún cerdo, algún borracho pestilente o algún viejo verde que le meta mano a ella. No, eso solo lo hay entre la sociedad burguesa en la que ella se mueve. Los de él son todos unos amiguetes de puta madre, supercolegas y más majos que el copón.

Hay algo muy infantil en estas películas, como muy plano. Lo bueno frente a lo malo, lo claro frente a lo oscuro, lo correcto frente a lo incorrecto, lo bonito frente a lo feo... Como en los cuentos de hadas de los niños, en los que la bruja siempre es muy fea y tiene un grano en su horrible nariz y el hada buena es preciosa y siempre viste de blanco.

No sé, entiendo que haya gente a la que esto que digo le parezca aberrante, pero en mi opinión el melodrama clásico estaba hecho para la gente de aquella época, que necesitaba las cosas como muy mascaditas y complejidades las justas, pero hoy en día chirría que no veas. Y por eso la inmensa mayoría se han quedado completamente obsoletos, porque en esta sociedad un poco más evolucionada y abierta, para bien o para mal, hay muchos claroscuros y matices que hacen que los planteamientos extremadamente simples nos resulten ridículos. Pero bueno, Douglas Sirk hacía películas para las personas de los años 50, que eran totalmente diferentes a las de este siglo.

Hoy en día cualquier tía que se enrollara con un tipo como Rock Hudson lo que despertaría entre sus amigas sería una envidia de manual. Si te echas un novio como ese, importa un pimiento que sea jardinero, albañil, barrendero o parado de larga duración, lo que les puede dar a tus vecinas y amigas es un pasmo y un arrastre de colmillos que te mueres. Y si encima el tipo está enamorado de ti hasta la médula y va besando el suelo por donde pisas (cosa que en la película cuesta bastante creer) es más que probable que seas la tía más odiada del planeta.

Pero si tus amigas te quieren de verdad, una vez pasado el primer sofocón, también te dirán: "Tíaaaaa, no sueltes a ese maromo ni muerta". Y las que te quieran de verdad de verdad de las buenas también te advertirán "pero haz de tripas corazón que a ese se le van a tirar todas las lagartas encima delante de tus narices; haz acopio de paciencia y tolerancia porque se lo van a comer vivo y tú vas a ser la mujer invisible ya for ever".

Y tu hija la estudiante de psicología repelente claro que se mosquearía contigo, pero no porque el tío fuera jardinero sino porque no le hubiera tirado los tejos antes a ella. Y tu hijo megapijo lo que estaría es rabiando por enterarse de a qué gimnasio va el maromo para tener esas hechuras.

Por eso digo que las cosas que pasan en esa película para el espectador de hoy en día son tan incomprensibles y alucinantes como si las estuviera viendo un extraterrestre despistado tipo Gurb. O como si trajeras a una dama del siglo XVI a nuestros días, plan "El ministerio del tiempo", y la metieras en una disco a las 6 de la mañana. Sencillamente demencial.
Talía666
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