Complementando de la crítica que realicé hace unos años (ver la crítica de clase 406 en el cual retraté las tres series juveniles colombianas: décimo grado, clase aparte y Francisco el matemático) puedo deducir que son puntuales tocando la problemática escolar que persiste hasta el día de hoy: pandillismo, educación sexual que lo cogen de chiste por todo y para todo, bullying, acoso sexual, depresiones, suicidios, noviazgos, tabués, entre otros. Si no les para bolas los padres de familia, los rectores y profesores que están entre los conscientes y los permisivos, entonces, ¿en qué estamos y por qué estamos como estamos?
Uno quisiera entender que deberían tener un Francisco el matemático en nuestras vidas. No sólo para que dicte clases normales de matemáticas entre presenciales y/o virtuales, sino también para que se apersone de lo que viven y lidian y tratar de ser lo más ameno posible para que sus estudiantes sean más autónomos y con criterio propio.
El compromiso más que verlo, es ponerlo en práctica y no ser tan acartonados.
Bien lo dijo un maestro de esta misma materia - que no voy a revelar su nombre ni su identidad - que hay que aprender a pensar y ser pragmáticos y no ser tan mecánicos. Todo lo que sucede tiene un qué, cómo, cuándo, porqué y para qué, para que la vida sea más que una ecuación, una fórmula para resolverlo y tener la solución que se necesita.