Es difícil lograr una comedia (real, verdadera) tan brillante. Lund capta perfectamente la excéntrica personalidad de Henrik, cuyo nombre es el mismo tanto en la película como en la vida real. Lejos de ser una sucesión de sketches, se desarrolla una trama con un nudo y con un desenlace. Graciosa en momentos que no debería serlo, dulce, extraña, cercana, honesta. Desconocida y quizás poco comprendida.