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Voto de Meroe:
7
7,3
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Serie de TV. Animación. Fantástico. Acción. Drama
Serie de TV (2017). 1 temporada. 12 episodios. En un futuro lejano, organismos microscópicos han dejado el planeta desolado y han dado lugar a una nueva forma de vida llamadas Gemas. Las 28 Gemas deben luchar contra los Lunarians, quienes los atacan regularmente para secuestrarlos y convertirlos en decoraciones.
4 de abril de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que salió a la luz siempre me pregunté por qué Houseki no Kuni no había gozado de más popularidad entre los espectadores. La historia de unas chicas-gema, con cabello, cuerpo e iris de las piedras preciosas a las que representan… era un comienzo muy llamativo, prometedor si a las destelleantes bellezas se les otorgaba una narración medianamente agradable y coherente. Pues bien, esa popularidad que en ocasiones mueve masas nunca llegó a cristalizarse, y así Houseki no Kuni pasó desapercibida en su año de emisión para la mayoría. Claro que ésto depende en gran medida del marketing, que nos empuja a formarnos una idea del anime antes incluso de verlo, predisponiendo nuestro pensamiento para que “veamos” con la mente en lugar de con la corazón; pero de ésto no tienen culpa alguna los creadores de animes.
Houseki no Kuni es un anime cuya impresión me resulta un poco difícil de explicar. Es en cierto modo algo especial y diferente, aunque al mismo tiempo sus artífices optaron por crear algo no demasiado alejado de lo que habitualmente el mundo del anime ofrece -esto es, algo cálido y suavemente melancólico con toques de comedia y, de fondo, un misterio nunca resuelto-. Houseki no Kuni nos lleva a un mundo desconocido habitado por unas admirables criaturas imposiblemente vivas; y un origen desdibujado por una antigua leyenda que cuenta como cuando la tierra firme se redujo por la subida de los mares, los humanos se vieron impulsados a vivir en el agua donde con el tiempo se dividieron en tres especies: alma, carne y hueso. Las almas se elevaron para habitar las lunas, los cuerpos eligieron quedarse en el agua para vivir como cualquier organismo natural y los huesosoptaron por volver a la superficie como gemas. Una leyenda, un mito, un cuento para niños… pero que evidentemente es al menos una parte del origen de éste nuevo mundo, donde el significado de la palabra “humano” ni siquiera es vista como algo real. Eso es una parte de lo que nos ofrece Houseki no Kuni y que personalmente creo que es su cara más pulida y brillante; ya que tanto me ha recordado al extraordinario anime Shin Sekai Yori.
Efectivamente, he visto una belleza especial en Houseki no Kuni pero, como cualquier clase de belleza, es evasiva. Viene y va, mostrando una historia que a ratos se muestra transgresora y, en un parpadeo, vuelve a ser algo convencional; introduce muchos elementos dispares que no terminan de encontrar un punto en común que los aune (por ahora al menos, pues ésto nos es más que una primera temporada) pero envueltos en una narración agradable, sutil y tenaz. Hay un espíritu incongruente en Houseki no Kuni, algo paradójico. Por eso por momentos lo llegué a apreciar de verdad y creí que llegaría a significar algo, pero entonces y sin previo aviso su historia volvía a tomar un esquema conocido y prefijado, y así mantiene un ritmo constante durante sus once capítulos. Tal que un oscilante metronomo.
En el mundo además de plantas y animales tan solo habitan las gemas, aparentemente hermosas jovencitas humanas de cabellos coloridos y brillantes. Pero no es sólo su melena o el color de sus ojos. Todo en sus cuerpos está hecho de minerales preciosos. Cada una de ellas es una piedra preciosa. Jade, Dia (diamante), Beryl (berilo), Morga (morganita), las gemelas Amethyst (amatista)… todas viven juntas en una escuela en la que trabajan y aportan según sus aptitudes y aficiones. Puesto que esencialmente son piedras solo necesitan como alimento la luz del sol; no enferman, nunca envejecen ni pueden morir. Y aunque sus cuerpos se fracturen y rompan, gracias a las hábiles manos de Rutile (rutilo) todas pueden ser recompuestas incluso de la nada. La existencia de las Gemas se podría calificar de idílica si no fuera porque están constantemente amenazadas por los Lunarians, extrañas criaturas que se asemejan demasiado a antiguos dioses japoneses. Y tal que el Dios de la Luna y su cortejo celestial que vinieron a arrancar de su verdadero hogar a la fuerte y encantadora Takenoko en El Cuento de la Princesa Kaguya de Ghibli, éstos seres llegan a la tierra de forma tan majestuosa como espeluznante. Sobre una gigantesca nube, dejando caer pétalos de flores de cerezo y tocando una inquietante música de celebración; todo con el propósito de atacar a las chicas y llevarselas a la luna en forma de piedras. Nadie sabe por qué lo hacen, pero es bien sabido que cuando una hermana es capturada rara vez se la recupera. Las Gemas, naturalmente, se defienden y pelean, sin embargo tan solo las más dotadas para la lucha -las de composición más dura- son designadas para tal fin. Pero no están solas. Las protege El Maestro, un ser de apariencia masculina y vestiduras de monje cuyos increíbles poderes podrían equiparar los de un Dios. Él es lo más parecido a un padre que las Gemas conocen, alguien que las cuida y educa y que dirige la escuela con mano firme pero amable procurando ser justo y asignandole a cada gema un trabajo acorde con sus aptitudes.
(Sigue en spoiler)
Houseki no Kuni es un anime cuya impresión me resulta un poco difícil de explicar. Es en cierto modo algo especial y diferente, aunque al mismo tiempo sus artífices optaron por crear algo no demasiado alejado de lo que habitualmente el mundo del anime ofrece -esto es, algo cálido y suavemente melancólico con toques de comedia y, de fondo, un misterio nunca resuelto-. Houseki no Kuni nos lleva a un mundo desconocido habitado por unas admirables criaturas imposiblemente vivas; y un origen desdibujado por una antigua leyenda que cuenta como cuando la tierra firme se redujo por la subida de los mares, los humanos se vieron impulsados a vivir en el agua donde con el tiempo se dividieron en tres especies: alma, carne y hueso. Las almas se elevaron para habitar las lunas, los cuerpos eligieron quedarse en el agua para vivir como cualquier organismo natural y los huesosoptaron por volver a la superficie como gemas. Una leyenda, un mito, un cuento para niños… pero que evidentemente es al menos una parte del origen de éste nuevo mundo, donde el significado de la palabra “humano” ni siquiera es vista como algo real. Eso es una parte de lo que nos ofrece Houseki no Kuni y que personalmente creo que es su cara más pulida y brillante; ya que tanto me ha recordado al extraordinario anime Shin Sekai Yori.
Efectivamente, he visto una belleza especial en Houseki no Kuni pero, como cualquier clase de belleza, es evasiva. Viene y va, mostrando una historia que a ratos se muestra transgresora y, en un parpadeo, vuelve a ser algo convencional; introduce muchos elementos dispares que no terminan de encontrar un punto en común que los aune (por ahora al menos, pues ésto nos es más que una primera temporada) pero envueltos en una narración agradable, sutil y tenaz. Hay un espíritu incongruente en Houseki no Kuni, algo paradójico. Por eso por momentos lo llegué a apreciar de verdad y creí que llegaría a significar algo, pero entonces y sin previo aviso su historia volvía a tomar un esquema conocido y prefijado, y así mantiene un ritmo constante durante sus once capítulos. Tal que un oscilante metronomo.
En el mundo además de plantas y animales tan solo habitan las gemas, aparentemente hermosas jovencitas humanas de cabellos coloridos y brillantes. Pero no es sólo su melena o el color de sus ojos. Todo en sus cuerpos está hecho de minerales preciosos. Cada una de ellas es una piedra preciosa. Jade, Dia (diamante), Beryl (berilo), Morga (morganita), las gemelas Amethyst (amatista)… todas viven juntas en una escuela en la que trabajan y aportan según sus aptitudes y aficiones. Puesto que esencialmente son piedras solo necesitan como alimento la luz del sol; no enferman, nunca envejecen ni pueden morir. Y aunque sus cuerpos se fracturen y rompan, gracias a las hábiles manos de Rutile (rutilo) todas pueden ser recompuestas incluso de la nada. La existencia de las Gemas se podría calificar de idílica si no fuera porque están constantemente amenazadas por los Lunarians, extrañas criaturas que se asemejan demasiado a antiguos dioses japoneses. Y tal que el Dios de la Luna y su cortejo celestial que vinieron a arrancar de su verdadero hogar a la fuerte y encantadora Takenoko en El Cuento de la Princesa Kaguya de Ghibli, éstos seres llegan a la tierra de forma tan majestuosa como espeluznante. Sobre una gigantesca nube, dejando caer pétalos de flores de cerezo y tocando una inquietante música de celebración; todo con el propósito de atacar a las chicas y llevarselas a la luna en forma de piedras. Nadie sabe por qué lo hacen, pero es bien sabido que cuando una hermana es capturada rara vez se la recupera. Las Gemas, naturalmente, se defienden y pelean, sin embargo tan solo las más dotadas para la lucha -las de composición más dura- son designadas para tal fin. Pero no están solas. Las protege El Maestro, un ser de apariencia masculina y vestiduras de monje cuyos increíbles poderes podrían equiparar los de un Dios. Él es lo más parecido a un padre que las Gemas conocen, alguien que las cuida y educa y que dirige la escuela con mano firme pero amable procurando ser justo y asignandole a cada gema un trabajo acorde con sus aptitudes.
(Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La historia de Houseki no Kuni comienza precisamente con Phos (fosfofilita), la más joven de todas las Gemas, y también la más inconformista y dinámica. Phos no tiene ningún quehacer en la escuela, y no es que no lo desee, es que su frágil cuerpo -dureza de solo 3,5- combina con su natural torpeza y falta de seriedad haciéndola inepta para cualquier trabajo que el Maestro pueda asignarle. Phos se cree la más desgraciada de sus hermanas hasta que un día conoce personalmente a Cinna (cinabrio o bermellón), y entonces se da cuenta de que hay realidades peores que la suya, pues Cinna es una piedra que debido al mercurio que exhala al respirar -veneno incluso para las otras Gemas– ha sido apartada de la vida en la escuela y designada a patrullar de noche. Un trabajo del todo inútil ya que los Lunarians únicamente aparecen de día. Phos se siente identificada con la desgracia de Cinna y promete hayarle un propósito a su vida.
A partir de aquí la narración de Houseki no Kuni se desarrolla como en ramificaciones, añadiendo demasiados elementos como para poder resumirlos de forma coherente en una crítica. Tal y como yo lo veo Houseki no Kuni no cuenta una historia propiamente dicha, sino que muestra el boceto de un misterioso mundo añadiendo más detalles con cada capítulo, pero sin que haya verdaderamente una continuidad. Phos es los ojos a través de los cuales vemos su mundo, porque ella es la única de entre las Gemas con inquietudes por ser más de lo que le han designado ser, la única que verdaderamente mira y se cuestiona su realidad y, por lo tanto, la única que “crece” lo suficiente como para percibir que hay algo que El Maestro oculta, algo que quizás le une a los inquietantes Lunarians. Pero no obtenemos respuesta alguna en ésta primera ¿y última? temporada, y ciertamente es difícil sentirse atraído por los misterios del mundo de Houseki no Kuni dada la suave, acompasada y etérea narración de éste anime. En conjunto es algo bello y agradable de mirar, como una piedra preciosa de hecho, pero carente de emoción. Otro punto en contra es su tipo de animación tan parecida a la usada en Ajin, que busca dotar a las gemas de bonitos y destelleantes colores -y lo logra- pero también bloquea la naturalidad en el movimiento y las expresiones faciales.
Lo más destacable que he visto en Houseki no Kuni es su singular espíritu de metronomo. Encontrar un anime que rechace el camino establecido y muestre un carácter único es una rareza y los pocos que lo hacen no suelen ser fácilmente aceptados. Quizás por eso los artífices de Houseki no Kuni optaron por una esencia oscilante, que combinara clasicismo con originalidad en un ritmo constante. La creación de éste anime asumió un riesgo con audacia y eso siempre es de agradecer. Por otro lado tiene un aire atemporal bastante relajante y difícil de encontrar, pero su acabado final no termina de mostrar esa pasión que hace que un anime ocupe un hueco en los pensamientos de la gente.
A partir de aquí la narración de Houseki no Kuni se desarrolla como en ramificaciones, añadiendo demasiados elementos como para poder resumirlos de forma coherente en una crítica. Tal y como yo lo veo Houseki no Kuni no cuenta una historia propiamente dicha, sino que muestra el boceto de un misterioso mundo añadiendo más detalles con cada capítulo, pero sin que haya verdaderamente una continuidad. Phos es los ojos a través de los cuales vemos su mundo, porque ella es la única de entre las Gemas con inquietudes por ser más de lo que le han designado ser, la única que verdaderamente mira y se cuestiona su realidad y, por lo tanto, la única que “crece” lo suficiente como para percibir que hay algo que El Maestro oculta, algo que quizás le une a los inquietantes Lunarians. Pero no obtenemos respuesta alguna en ésta primera ¿y última? temporada, y ciertamente es difícil sentirse atraído por los misterios del mundo de Houseki no Kuni dada la suave, acompasada y etérea narración de éste anime. En conjunto es algo bello y agradable de mirar, como una piedra preciosa de hecho, pero carente de emoción. Otro punto en contra es su tipo de animación tan parecida a la usada en Ajin, que busca dotar a las gemas de bonitos y destelleantes colores -y lo logra- pero también bloquea la naturalidad en el movimiento y las expresiones faciales.
Lo más destacable que he visto en Houseki no Kuni es su singular espíritu de metronomo. Encontrar un anime que rechace el camino establecido y muestre un carácter único es una rareza y los pocos que lo hacen no suelen ser fácilmente aceptados. Quizás por eso los artífices de Houseki no Kuni optaron por una esencia oscilante, que combinara clasicismo con originalidad en un ritmo constante. La creación de éste anime asumió un riesgo con audacia y eso siempre es de agradecer. Por otro lado tiene un aire atemporal bastante relajante y difícil de encontrar, pero su acabado final no termina de mostrar esa pasión que hace que un anime ocupe un hueco en los pensamientos de la gente.