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Voto de Meroe:
7
7,2
1.531
Serie de TV. Animación. Comedia. Romance
Serie de TV (2008-2011). 26 episodios. Takasu Ryuuji comienza su segundo año de instituto con mucho ánimo. Sin embargo, hay una cosa que el odia, y es su mirada, heredada de su padre (un gangster), con lo cual posee una habilidad innata para intimidar a los demás, provocándole esto muchos malentendidos con sus compañeros. No obstante, todo esto va cambiar el primer día de clases, cuando Ryuuji tiene un encontronazo con Aisaka Taiga, la ... [+]
3 de octubre de 2017
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si será una norma general, pero creo que prácticamente todos los que vemos anime asiduamente somos personas románticas. Tantas historias, tantos personajes… Ahora he llegado a Toradora, y a pesar de sus numerosas virtudes he de confesar que no ha conseguido significar para mi lo que otros animes, de hecho llevo años fiel a una lista mental de los mejores animes que he visto, y ahora que he finalizado Toradorapuedo decir con certeza que éste anime no entrará en ella. En parte me entristece, ya que de haber descubierto Toradora unos años atrás seguramente me hubiera resultado más significativa de lo que me ha resultado en la época actual.
Hubo un momento, entre el penúltimo y el último capítulo, en el que creí que superaría mis barreras y trascendería a un nivel superior pero tras un giro final en los acontecimientos (que por supuesto no desvelaré) esas expectativas se apagaron como la luz en el cielo después del atardecer. Lentamente, dejando un recuerdo bonito y muy agradable, pero sin llegar a alcanzar esa fibra suave en mi interior. En ese momento concreto del anime, durante la segunda mitad del capítulo 24 y la primera mitad del 25, Toradora me evocó una de las películas más dulces, tiernas y menos conocidas de Ghibli: Susurros del corazón. Una historia preciosista que muestra cómo el amor no pertenece solo a adultos maduros y responsables, sino que puede florecer, fuerte y lleno de vida, entre dos almas muy jóvenes e imperfectas. Cuánto más especial será ese amor cuando esas almas sean tan distintas que choquen entre sí una y otra vez, como piedras que se pulen la una a la otra hasta que ya no quedan aristas, ni nada que les impida estar juntas.Susurros del corazón me hizo darme cuenta de que en el fondo soy una persona sensible y romántica, yToradora casi consigue recordarmelo. Por eso me resultó una lástima que en su último capítulo todo cambiara de nuevo alterando una historia tan bonita que parecía movida a alcanzar la sensibilidad que siempre construye Ghibli. Aún así en general Toradoraes un anime con una calidad por encima de la media.
Todo comienza con Takasu Ryuji, un joven atento y responsable que inicia su segundo año de preparatoria con las inseguridades propias de su edad, y además con el problema añadido de que ha heredado la mirada fría y desafiante de su padre, lo que provoca que todos aquellos que no le conozcan se sientan amenazados por su simple presencia. Por suerte Ryuji cuenta con la amistad sincera y eterna de Kitamura, y también con Minori, la extrovertida y alegre compañera de clase de la que Ryuji lleva tiempo enamorado. Hasta ese primer día de preparatoria todo en su vida era estable, agradable pero sin demasiadas emociones. Una vida normal y corriente. Pero entonces Ryuji se choca inesperadamente con la que será la horma de su zapato y la persona que aportará el toque picante a su vida normal y corriente: Aisaka Taiga.
Menuda y adorable como parece, Taiga resulta ser una mala bestia, una niña sumamente susceptible y airada que enseguida la toma con el pacífico Ryuji haciendo que personajes como Asuka (Neon Genesis Evangelion) se nos antojen damas dulces y delicadas. Sin embargo Taiga guarda un secreto que es descubierto accidentalmente por el chico: está enamorada de Kitamura, el mejor amigo de Ryuji. Y qué casualidad que Minori sea a su vez la persona a la que Taiga se siente más unida. Puesto que ambos tienen intereses románticos secretos y éstos resultan ser la persona más cercana del otro, Ryuji y Taiga hacen un extraño pacto: cada uno de ellos ayudará al otro a conseguir al ser amado. Ryuji hará lo posible para que Taiga y Kitamura acaben juntos, y Taiga hará lo propio empujando a Minori a los brazos de Ryuji. A pesar de ser personas muy diferentes que chocan en sesión continúa, Ryuji y Taiga no tardan en desarrollar una estrecha confianza que se vuelve un arma de doble filo, ya que si bien su relación les permite pasar muchos y buenos momentos juntos mientras conspiran para enganchar a Kitamura y Minorin, esa misma camaradería les impide ver que la persona con quien realmente quieren estar la tienen delante de sus narices.
Naturalmente, los únicos que desconocen sus verdaderos sentimientos son Taiga y Ryuji, ya que si Toradora hubiera añadido capítulos centrados en los miembros de su círculo más cercano seguramente habríamos visto a Kitamura y Minorin reírse a gusto mientras asistían a los torpes intentos de la mini tigre y su secuaz por engañarlos. Al menos eran un número par en el grupo, hasta que aparece en sus vidas Kawashima Ami, una belleza de largas piernas que revoluciona toda la escuela. Aunque nos la presentan como una niñata vanidosa y superficial es posible que éste sea el personaje más interesante deToradora; esa clase de personaje figurante que está durante prácticamente toda la serie, y que sin alterar en absoluto la trama cada vez que abre la boca consigue sorprenderte para bien. Ami es una modelo famosa que con su fingido encanto se gana la admiración de chicos y chicas por igual, pero en el fondo se trata de una adolescente furiosa con su realidad que cree que nadie la ve ni la entiende de verdad; en fin, una actitud compartida por todos los adolescentes del mundo. Si hablamos de personajes con peso, considero a Kawashima Ami una figura completamente intrascendente en la historia que cuenta Toradora, ya que con ella o sin ella la trama apenas se habría alejado de sus cauce, pero sorprendetemente a mi me parece el personaje más atractivo y misterioso de todos. Resulta paradójico que a partir del momento en el que en teoría se ha integrado en la escuela es cuando más se la ve como un pez fuera del agua; es demasiado inteligente, demasiado madura y consciente de la realidad para el ambiente tan despreocupado en el que se mueve. Como una observadora que mira y comprende todo pero no puede interferir porque esa no es su historia, y ella lo sabe.
Hubo un momento, entre el penúltimo y el último capítulo, en el que creí que superaría mis barreras y trascendería a un nivel superior pero tras un giro final en los acontecimientos (que por supuesto no desvelaré) esas expectativas se apagaron como la luz en el cielo después del atardecer. Lentamente, dejando un recuerdo bonito y muy agradable, pero sin llegar a alcanzar esa fibra suave en mi interior. En ese momento concreto del anime, durante la segunda mitad del capítulo 24 y la primera mitad del 25, Toradora me evocó una de las películas más dulces, tiernas y menos conocidas de Ghibli: Susurros del corazón. Una historia preciosista que muestra cómo el amor no pertenece solo a adultos maduros y responsables, sino que puede florecer, fuerte y lleno de vida, entre dos almas muy jóvenes e imperfectas. Cuánto más especial será ese amor cuando esas almas sean tan distintas que choquen entre sí una y otra vez, como piedras que se pulen la una a la otra hasta que ya no quedan aristas, ni nada que les impida estar juntas.Susurros del corazón me hizo darme cuenta de que en el fondo soy una persona sensible y romántica, yToradora casi consigue recordarmelo. Por eso me resultó una lástima que en su último capítulo todo cambiara de nuevo alterando una historia tan bonita que parecía movida a alcanzar la sensibilidad que siempre construye Ghibli. Aún así en general Toradoraes un anime con una calidad por encima de la media.
Todo comienza con Takasu Ryuji, un joven atento y responsable que inicia su segundo año de preparatoria con las inseguridades propias de su edad, y además con el problema añadido de que ha heredado la mirada fría y desafiante de su padre, lo que provoca que todos aquellos que no le conozcan se sientan amenazados por su simple presencia. Por suerte Ryuji cuenta con la amistad sincera y eterna de Kitamura, y también con Minori, la extrovertida y alegre compañera de clase de la que Ryuji lleva tiempo enamorado. Hasta ese primer día de preparatoria todo en su vida era estable, agradable pero sin demasiadas emociones. Una vida normal y corriente. Pero entonces Ryuji se choca inesperadamente con la que será la horma de su zapato y la persona que aportará el toque picante a su vida normal y corriente: Aisaka Taiga.
Menuda y adorable como parece, Taiga resulta ser una mala bestia, una niña sumamente susceptible y airada que enseguida la toma con el pacífico Ryuji haciendo que personajes como Asuka (Neon Genesis Evangelion) se nos antojen damas dulces y delicadas. Sin embargo Taiga guarda un secreto que es descubierto accidentalmente por el chico: está enamorada de Kitamura, el mejor amigo de Ryuji. Y qué casualidad que Minori sea a su vez la persona a la que Taiga se siente más unida. Puesto que ambos tienen intereses románticos secretos y éstos resultan ser la persona más cercana del otro, Ryuji y Taiga hacen un extraño pacto: cada uno de ellos ayudará al otro a conseguir al ser amado. Ryuji hará lo posible para que Taiga y Kitamura acaben juntos, y Taiga hará lo propio empujando a Minori a los brazos de Ryuji. A pesar de ser personas muy diferentes que chocan en sesión continúa, Ryuji y Taiga no tardan en desarrollar una estrecha confianza que se vuelve un arma de doble filo, ya que si bien su relación les permite pasar muchos y buenos momentos juntos mientras conspiran para enganchar a Kitamura y Minorin, esa misma camaradería les impide ver que la persona con quien realmente quieren estar la tienen delante de sus narices.
Naturalmente, los únicos que desconocen sus verdaderos sentimientos son Taiga y Ryuji, ya que si Toradora hubiera añadido capítulos centrados en los miembros de su círculo más cercano seguramente habríamos visto a Kitamura y Minorin reírse a gusto mientras asistían a los torpes intentos de la mini tigre y su secuaz por engañarlos. Al menos eran un número par en el grupo, hasta que aparece en sus vidas Kawashima Ami, una belleza de largas piernas que revoluciona toda la escuela. Aunque nos la presentan como una niñata vanidosa y superficial es posible que éste sea el personaje más interesante deToradora; esa clase de personaje figurante que está durante prácticamente toda la serie, y que sin alterar en absoluto la trama cada vez que abre la boca consigue sorprenderte para bien. Ami es una modelo famosa que con su fingido encanto se gana la admiración de chicos y chicas por igual, pero en el fondo se trata de una adolescente furiosa con su realidad que cree que nadie la ve ni la entiende de verdad; en fin, una actitud compartida por todos los adolescentes del mundo. Si hablamos de personajes con peso, considero a Kawashima Ami una figura completamente intrascendente en la historia que cuenta Toradora, ya que con ella o sin ella la trama apenas se habría alejado de sus cauce, pero sorprendetemente a mi me parece el personaje más atractivo y misterioso de todos. Resulta paradójico que a partir del momento en el que en teoría se ha integrado en la escuela es cuando más se la ve como un pez fuera del agua; es demasiado inteligente, demasiado madura y consciente de la realidad para el ambiente tan despreocupado en el que se mueve. Como una observadora que mira y comprende todo pero no puede interferir porque esa no es su historia, y ella lo sabe.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Kawashima Ami es solo un ejemplo, pero si hay algo curioso que he encontrado en Toradora es que todos los personajes principales llevan puesta una máscara. No me refiero únicamente al teatro de Ami o al hecho de que la mirada penetrante de Ryuji le granjee algún que otro malentendido. Hablo de todos: Taiga, Minori, Kitamura, Ami, Ryuji, la inmadura y adorable madre de éste último y algún personaje esporádico más. Todos ellos viven su día a día disfrazados ante los ojos de su entorno. “Actúan” en el sentido teatral de término: actúan para parecerse a su yo ideal, para satisfacer las expectativas de los demás o para conseguir su admiración. Algunos lo hacen conscientemente y con mucho esfuerzo, y otros sencillamente se limitaron a asumir lo que los demás veían en ellos (a absorber, aunque solo fuera de forma parcial, esa imagen proyectada). Máscaras que al principio de la serie son prácticamente invisibles, y es que como anime cómico que es Toradoraacoge personajes cuya personalidad está pintada con brocha gorda, sin muchos detalles, tal que la gran mayoría de los animes de su clase. Como espectador no esperas que sus personajes vayan a sufrir una evolución transcendente, ni que resulten ser tan diferentes de lo que nos habían presentado. Pero así es, y ésta es una de las gemas deToradora. No es hasta que la historia se ha desarrollado un poco que empezamos a atisbar la diferencia entre la verdadera piel y el disfraz.
En el caso de Ryuji solo en los primeros capítulos se hace mención a su intimidante mirada, tras los cuales nadie parece alterarse lo más mínimo. Cuando Ami empieza a mostrarse más natural, no solo en el grupo sino en clase, todos la siguen admirando como al principio, incluso puede que más. El caso de Kitamura es el más curioso de todos. Con sus gafas, su intachable apariencia y la dulce elegancia con la que rechaza a Taiga cuando ésta se le declara nadie podría pensar que Kitamura acoge en su interior el espíritu de Fred Weasley: un bromista que raya el exhibicionismo aunque con un corazón de oro.
Mucho más complicado es lo que ocurre en el interior de Minori, probablemente el personaje más desgraciado de todos. Dicharachera y despreocupada como aparenta ser en verdad Minori es una chica que busca convertirse en ese ideal que se ha creado en su mente y el no alcanzarlo – el pensar que nunca lo hara- la hiere día a día. Pero al final siempre encuentra la fuerza para sonreír y aparentar despreocupación, aunque por dentro se esté rompiendo. Por último está Taiga, que también porta una máscara ante los ojos del mundo, incluso ante Ryuji, pero hablar sobre ella sería estropear parte de la historia de Toradora.
Lo cierto es que no suelen gustarme las historias centradas en una relación amorosa, por eso evito los animes llamados Shoujo, pero como toda las cosas en la vida a veces hay criaturas cuya calidad supera al prejuicio. Ésta es la historia de Ryuji y Taiga, de cómo se conocen, se enamoran y acaban por confesarse mutuamente sus sentimientos. Pero antes de ello tienen que superar esa gruesa barrera que les impide darse cuenta de quién ocupa realmente su corazón, tiempo durante el cual conoceremos a un heterogéneo grupo de personajes y asistiremos a momentos tan divertidos como entrañables. Sin olvidarnos de la tensión que Toradora nos regala en sus últimos capítulos, cuando Ryuji y Taiga ya son sinceros consigo mismos (o al menos comprenden que su vida tendría sentido sin aquella persona por la que tanto suspiraron, pero no sin esa otra con la que tanto compartieron, con la que tanto vivieron) pero no se atreven a decirle al otro que lo aman.
¿En qué momento una amistad pura y dura se convierte en algo más, algo más fuerte que cualquier otra relación? Toradora nos lo enseña de un modo delicioso y muy agradable a la vista. Uno de esos animes básicos.
En el caso de Ryuji solo en los primeros capítulos se hace mención a su intimidante mirada, tras los cuales nadie parece alterarse lo más mínimo. Cuando Ami empieza a mostrarse más natural, no solo en el grupo sino en clase, todos la siguen admirando como al principio, incluso puede que más. El caso de Kitamura es el más curioso de todos. Con sus gafas, su intachable apariencia y la dulce elegancia con la que rechaza a Taiga cuando ésta se le declara nadie podría pensar que Kitamura acoge en su interior el espíritu de Fred Weasley: un bromista que raya el exhibicionismo aunque con un corazón de oro.
Mucho más complicado es lo que ocurre en el interior de Minori, probablemente el personaje más desgraciado de todos. Dicharachera y despreocupada como aparenta ser en verdad Minori es una chica que busca convertirse en ese ideal que se ha creado en su mente y el no alcanzarlo – el pensar que nunca lo hara- la hiere día a día. Pero al final siempre encuentra la fuerza para sonreír y aparentar despreocupación, aunque por dentro se esté rompiendo. Por último está Taiga, que también porta una máscara ante los ojos del mundo, incluso ante Ryuji, pero hablar sobre ella sería estropear parte de la historia de Toradora.
Lo cierto es que no suelen gustarme las historias centradas en una relación amorosa, por eso evito los animes llamados Shoujo, pero como toda las cosas en la vida a veces hay criaturas cuya calidad supera al prejuicio. Ésta es la historia de Ryuji y Taiga, de cómo se conocen, se enamoran y acaban por confesarse mutuamente sus sentimientos. Pero antes de ello tienen que superar esa gruesa barrera que les impide darse cuenta de quién ocupa realmente su corazón, tiempo durante el cual conoceremos a un heterogéneo grupo de personajes y asistiremos a momentos tan divertidos como entrañables. Sin olvidarnos de la tensión que Toradora nos regala en sus últimos capítulos, cuando Ryuji y Taiga ya son sinceros consigo mismos (o al menos comprenden que su vida tendría sentido sin aquella persona por la que tanto suspiraron, pero no sin esa otra con la que tanto compartieron, con la que tanto vivieron) pero no se atreven a decirle al otro que lo aman.
¿En qué momento una amistad pura y dura se convierte en algo más, algo más fuerte que cualquier otra relación? Toradora nos lo enseña de un modo delicioso y muy agradable a la vista. Uno de esos animes básicos.