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España España · Pamplona
Voto de Meroe:
6
Serie de TV. Animación. Intriga. Drama Miniserie de TV (2017). 12 episodios. La famosa academia privada Hyakkaou tiene un sistema de clases sociales. Lo más alto de la escuela es el consejo estudiantil, el cual está controlada por las apuestas. Si ganas podrás entrar al cielo, pero si pierdes, al infierno. En esta academia insana, aquellos que son buenos en las apuestas son la envidia de todos, y aquellos que no lo son, sufren. Un día, una chica se transfiere a esta ... [+]
17 de febrero de 2018
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kakegurui es, y creo que es el mejor modo de definirlo, un anime de relevo; el clásico ejemplo de una historia de tramo que no tiene afán de perdurar en el tiempo. Su naturaleza es ser un producto ligero que se consume con facilidad dejando tras de si un recuerdo agradable y dulce pero que desaparece poco después. La pregunta es ¿Lo convierte eso en un anime desdeñable? Yo creo que no. En plena era millennial es muy común (casi diría que natural) encontrar productos fugaces en todas las ramas de la vida y el anime no iba a ser menos. Hay historias que valen lo que vale su duración, son el aquí y el ahora, y en ese sentido Kakegurui es una digna criatura de su tiempo; seguidora de la estela de series como Shokugeki no Soma con miradas furtivas hacia No Game no Life.

Sin embargo Kakegurui no es, y ésta fue una sorpresa inesperada, del todo fiel a las impacientes normas de la era millennial. Al contrario que los dos animes antes mencionados éste no se vale de la potencia y la sobresaturación (en Shokugeki no Soma era el extremo de los placeres del comer, en No Game no Life el puro y simple Ecchi) para entrar por los ojos e invadir los pensamientos de los espectadores… por mucho que se insinue en el opening. En realidad es más sencilla y sofisticada que todo eso, o quizás sólo más inocente. Hablando en términos metaforicos Kakegurui aparenta ser una joven ávida y feroz, pero en el fondo no es más que una traviesa chiquilla sin malicia alguna en sus acciones. El anime tiene una historia curiosa y confusa al principio. Quizás un poco incómoda debido a su tendencia de deformar las caras de los personajes como si fueran demonios, pero en seguida se suaviza entrando en un esquema de narración clásica con un original toque lánguido que, a mi entender, es su mejor baza.

Bienvenidos a la Academia Privada Hyakkaou donde solo tienen plaza los hijos de las personas más ricas de entre las más ricas del mundo. Riámonos ahora de la escena de El Lobo de Wall Street en la que un notable Leonardo DiCaprio arruga un billete y lo lanza a una papelera presumiendo de su superior estatus. Un mísero billete, ¡qué vulgaridad! Aquí los alumnos se juegan, pierden, ganan, intercambian y ceden millones a cada hora, a cualquier momento del día, conscientes de que ocurra lo que ocurra mamá y papá no tardarán en enviarles otro fajo como acompañamiento de la siguiente caja de bombones Godiva. El dinero, en otras palabras, no significa nada para ellos; no por sí mismo. Pero como instrumento de un juego… eso cambia las cosas. Lo que en cualquier colegio del mundo son cromos de futbolistas o personajes de series y películas en la Academia Hyakkaou es el dinero, y en cantidades indecentes. Ni conseguir la mejor nota, ni resaltar en los deportes, ni entrar en un respetado club; la única pasión que mueve a los alumnos de Hyakkaou es ganarse el dinero de los demás, y eso sólo se consigue apostando. Juegos con apuestas. Desde el icónico póker hasta complejos juegos ancestrales, pasando por cosas tan básicas como levantar las cartas o el clásico “piedra, papel, tijeras”; ya sea en modo clásico o en cualquier versión del mismo, todo juego es válido para que los alumnos se entreguen al vicio. La cosa, naturalmente, no acaba ahí. Todos tienen derecho a practicar su pasión pero cuando alguien pierde más dinero del que posee físicamente entonces empieza lo divertido. El castigo. Hasta que el moroso no salde la deuda se convierte en el blanco del acoso de sus compañeros con especial atención de la persona a pagar, que tiene derecho a hacer del deudor un esclavo de sus caprichos. La historia comienza precisamente con un muchacho llamado Suzui que tras apostar y perder contra una de las mejores jugadoras de Hyakkaou, Satome Mary, se prepara mentalmente para una temporada de humillaciones y vejaciones por parte de la sádica joven. Y así hubiera sido si no llega a ser porque una nueva alumna llega a la Academia: Jabami Yumeko.

Blanca como el algodón puro, roja como las flores más bellas y negra como la tierra fresca. Yumeko es tan guapa y dulce que en cuanto es presentada en clase despierta la atracción de sus compañeros así como los furiosos celos de la hasta entonces más admirada, Mary, que tal que una reina amenazada en su trono se propone destruir a la tierna doncella con un golpe rápido y certero. Un juego. Pero a veces las cosas no son lo que parecen y es que aun con cara y actitud angelicales esa Blancanieves no es cándida ni mucho menos indefensa. Tras una irregular partida a “piedra, papel, tijeras” Yumeko logra una rotunda victoria que hunde a la otrora imbatible Mary en las deudas y la convierte a ella, la recién llegada, en el nuevo punto de mira de muchos. Seguida en todo momento por el hipnotizado Suzui, Yumeko juega y juega, granjeándose a cambio del placer de apostar una reputación de jugadora fuerte y arrojada en pos del mayor premio de todos: el puesto de Presidenta del Consejo Estudiantil.

La serie, o al menos ésta primera temporada, es una entretenida y amena sucesión de juegos entre la ambigua Yumeko y los mejores apostadores de la Academia Hyakkaou, rivales con cada vez más peso y posición en el Consejo de Estudiantes que, paradójicamente, cada vez se alejan más de lo que se entiende por una conducta cuerda; todo hasta llegar a la misteriosa y serpenteante Presidenta que si bien siente una curiosa atracción por Yumeko no está dispuesta a dejar que nadie altere el orden que ella ha creado. Ésto es Kakegurui; la historia del ascenso de una portentosa joven en un estimulante mundo que, en éste caso, son los juegos con apuestas millonarias. Su mayor gancho es el mismo atractivo de Shokugeki no Soma, que consistía en que el chico explicara los pasos que le llevaron a crear ese extraordinario e inmejorable manjar.

(Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Meroe
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