"Somersault" es una de esas películas que desde el principio deja un agradable aroma a cine independiente. Protagonistas jóvenes, con dudas, desorientados, tratando de entender la vida. Contraste entre lo que es un gran problema para unos y lo ridículo e insignificante que resulta para otros. Película muy interesante que no me aburrió en ningún momento y que me mantuvo enganchado los 106 minutos de su metraje. Pero también es el tipo de película que, en condiciones normales, olvidaría al poco tiempo de haberla terminado. Y digo "olvidaría" porque hay un hecho que va a hacer que la recuerde algo más de tiempo. Ese hecho al que me refiero es un momento de la película. Un momento magnífico que no trasciende en el devenir de la película, y es por ello que no creo necesario describirlo en el "spoiler". Un momento que me emocionó a pesar de su sencillez. Es el momento en el que la protagonista se pone unos guantes rojos. No sé si la Directora le dio especial importancia a ese momento, pero resulta de una belleza difícil de describir. Supongo que esa belleza tiene que ver con el contraste entre la sorprendente intensidad del maravilloso color rojo de los guantes y la blanca piel de la protagonista y su entorno. Pero no estoy seguro de que se trate sólo de eso. En todo caso, muchas gracias, Cate Shortland, por ese maravilloso momento.

Málaga, ya a 11 de Febrero ,de 2012.