Como era de esperar, el videojuego de NAMCO no tardó en llegar en forma de adaptación a un anime bastante casposillo pero entretenido, que los más nostálgicos recordarán sin duda alguna. Sí, hombre, aquel que venía con la Hobby Consolas... no, no ese de Ryu y Ken, esa era Street Fighter... la otra, de dinosaurios boxeadores y todo eso... ¿ves?

Básicamente la historia adapta malamente el videojuego Tekken 2 y deja cabos sueltos que deberían haber quedado resueltos en Tekken 3. Evidentemente la película era tan floja que incluso sus creadores renegaron de ella y decidieron partir de cero a la hora de continuar las biografías de los ilustres Kazuya Mishima, Jun Kazama, Julia, Lei Wulong y demás, aniquilando a la mitad del reparto antes de comenzar el juego. Todo giraba en torno a un torneo donde los mejores luchadores eran invitados a una isla para partirse la crisma. El ganador se quedaría con la Mishima Zaibatsu, una mega-corporación de la hostia dominada por el engominado Heihachi Mishima, un tío de más de 100 años cuyo pelo desafía la gravedad.

Animación simplona, sin nada destacable, bastante violenta como la escena en la que Kazuya le abre la mandíbula a los velociraptores (¡Alex!) y situaciones inverosímiles (un canguro con guantes de boxeo) eran lo máximo que ofrecía una cinta flojucha, pero con innegable tufillo a mini-clásico. Quiero decir... que era entrañable, pese a sus más y menos. No es ni lo mejor ni lo peor, pero tampoco hace año. Para matar el rato...