Diez episodios han servido a “Juego de tronos” para asumir su lugar en la historia de la pequeña pantalla y cambiar de golpe y porrazo lo que se entendía hasta principios de año como fantasía medieval en el medio audiovisual. El desmesurado éxito de “El señor de los anillos” de Peter Jackson había llevado a que casi todo producto del género presentase a criaturas de la mitología más común, la de Tolkien: orcos, humanos, elfos, etc. La saga de libros de R.R. Martin huye del efectismo y ‘sólo’ presenta familias y clanes, enfrentados por el dominio del mundo de Poniente. Así que al final lo único verdaderamente sobrenatural es que la HBO haya podido convertir su material en un soberbio ejercicio cinematográfico (porque esto no es televisión, es HBO –cine-) y contentar, al tiempo, a gran parte de los seguidores de las novelas, convirtiendo en el proceso a todos aquellos que aún no lo eran.

Apenas son unas horas las que separan esos últimos créditos a ritmo del soberbio vigésimo noveno corte musical de la banda sonora de Ramin Djawadi (“Finale”) del momento en que escribo esta crítica, pero estoy convencido de que pasará el tiempo y la sensación será la misma, la de que HBO ha vuelto a conseguir, con talento, habilidad y fuerza imponer su sello a una obra que en otras manos se habría convertido en “Xena” y que gracias al empeño de un equipo humano de primer nivel se ha destacado como la revelación de la temporada. Poco importa que no te guste la fantasía, te atrapará por su trama. ¿Qué no te atraen los duelos familiares en ambientes medievales? Te reto a ver la serie, no tardarás en cambiar de idea. La rivalidad entre los Stark y los Lannister es el eje sobre el que todo gira pero hay mucho más en lo que fijarse, un par de docenas de personajes entre los que se destacan geniales creaciones como el sobresaliente Tyrion interpretado por un (como suele ser habitual) sobresaliente Peter Dinklage, pero no es el único: Headey, Bean, Clarke, Glen, Addy… todo el reparto da lo mejor de sí y consiguen que aprecies u odies a sus creaciones con un simple gesto, una simple mirada, o una frase entonada de la forma apropiada (imprescindible en versión original).

“Juego de tronos” llega para quedarse. Su primera temporada empieza alto y culmina aún más arriba y eso da miedo, porque será el próximo año, con la T2, cuando tenga que demostrar si puede mantener el nivel y cerrar las subtramas que ha dejado abiertas. Estando detrás la HBO lo raro sería que no lo lograse, pero nunca se sabe, y eso que el final de la T1 es tan bueno que se permite cerrar historias y arcos sin miedo a quedarse sin material para cuando “llegue el invierno”. Así que por ahora sólo puede aplaudirse bien fuerte, porque el mejor cine de lo que llevamos de 2011 está condensado -y al alcance de cualquiera- en casi diez horas vibrantes y valiosas ‘made in HBO’. Si no la habéis visto, no dudéis: premiará vuestro tiempo con puñados de secuencias para el recuerdo.