Existe una máxima que es considerar todo el cine de animación para niños. Si bien poco a poco la cosa se está abriendo gracias sobre todo a la nueva crítica (entiéndase como la alejada de la vieja guardia, anclada en el pasado), sigue siendo un cliché que hay que erradicar cuanto antes. No obstante, cuando se aborda una película como la uruguaya "Anina", que no sólo es animada sino que está orgullosa del target al que va dirigido, la cosa cambia. Dirigida por Alfredo Soderguit, esta producción de presupuesto modesto pero resultado nada desdeñable supone un buen ejempo de película del medio animado que puede recomendarse para cualquier infante: su humor es blanco, pero no tan naif como para molestar a los adultos (en su proyección del Festival de San Sebastián recibió una ovación cerrada, con pocos niños en la sala), y está equilibrada a nivel estético para que su falta de medios no juegue en contra, empleando en casi todo momento una animación limitada que juega a replicar la estética de los libros de recortables, y unos diseños que remiten a la obra de Edison Yan ("Scribblenauts"), al cortometraje "Argine" de Julia Simeón, y con algún eco al Tim Burton de los 80 en lo que respecta al diseño de los infantes y a una magnifica secuencia onírica.

La historia trata sobre una niña, la Anina del título, que tras pelearse con una compañera de clase recibe un castigo poco convencional: la directora de su centro le entrega un sobre que no podrá abrir hasta que pase una semana. Veremos cómo la niña pasa ese tiempo, cómo se relaciona con los personajes que la rodean y además cómo lidia con el hecho de que su nombre -y apellidos- sean capicúa, lo que genera las risas de su entorno. No es "Anina" un trabajo de gran altura pero como digo, par los niños es bastante más recomendable que todos estos subproductos como "Bratz", "Barbie", "Monster High" y basura similar. La moraleja es muy obvia, pero bonita, y seguro que de haberla visto de niño me habría encantado. De momento admito que me deja un poco frío pero es que, las cosas como son: no va dirigida a mí. Correcta, que no es poco, y respetuosa con aquellos con los que si establece un diálogo.