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Voto de Caith_Sith:
3
Romance. Drama Ésta es la difícil historia de un chico que trata de olvidar a una chica, sobre todo porque ella, de la que se acaba de separar, vuelve a su memoria una y otra vez asociada a todos los recuerdos de su vida. Esta situación llega a tal punto que el chico tiene la sensación de que todas las canciones de amor hablan de ella. (FILMAFFINITY)
23 de noviembre de 2010
77 de 124 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Fresca", "insólita", "irónica", "valiente" e incluso "lírica". Son algunos de los adjetivos que podrán leerse referidos a la ópera prima de Jonás Trueba, "Todas las canciones hablan de mí", si bien en el fondo lo que vemos en el film es un intento (fallido) de recoger los códigos de la 'nouvelle vague' y adaptarlos a la actualidad, fracasando por completo. El problema de "Todas las canciones..." es que parece haber nacido muerta, sin alma, siendo tan consciente de su objetivo (parecer culta, para que quienes no lo son crean serlo al "disfrutarla") que no termina por ser nada menos que una pomposa y artificial réplica de un tipo de cine que ya no encaja en estos tiempos. Y que por supuesto, no puede copiarse ni mimetizarse, porque era único: "Vivre sa vie" no era buena -exclusivamente- por sus diálogos, había "algo" más. Y ese algo, se llama talento.

Trueba construye algún secundario decente y lo rodea de protagonistas tirando a sosos. Y eso que el tema empieza bien, con valentía, apostando por un estilo de dirección no original pero al menos diferente para lo que viene a ser el cine español: primeros planos, cámara fija, algún movimiento elegante. Los actores no son terribles en casi ningún caso, pero sus personajes están mal escritos. Todo es tan artificial, está tan impostado, que al final funciona más como parodia que como un "retrato generacional (...) de la última generación que se comunicó por carta escrita", según Trueba. Pese a ser bastante floja, no aburre y como comedia involuntaria tiene un pase. Eso sí, las referencias a Rohmer, Godard e incluso Woody Allen (resuenan ecos a Manhattan) más valdría ahorrárselas. Pretenciosa, bastante pedante y, por encima de todo, fallida. Pudo ser buena: sólo falló sintetizar la morfología impúdica de la melodía inerte. Y por surrealista que parezca esa frase, podría haberla sacado -al 100%- del guión de Trueba y Gascón. Que además se dedique a dar el coñazo con una voz en off, recalcando cada situación, no ayuda. Lo que se dice una joya, vaya.
Caith_Sith
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