La carrera de Uwe Boll puede dividirse claramente en tres partes: la experimental, en la que tenía ciertas ambiciones artísticas y cuya cumbre es "Sanctimony", una segunda que daría inicio con la fantástica "House of the Dead" y que termina aquí, con "Far Cry", y la que inició con 2008 con "Tunnel Rats" y que mantiene por ahora. De las tres etapas, como jugador, me quedo con la segunda. Como cinéfilo, me quedo con la tercera.

Vamos con las obviedades: "Far Cry" es una mala película. Uwe tenía que hacerla sí o sí para no perder los derechos de la licencia del popular videojuego y así le salió, una (mala) suerte de peli de acción hecha con cuatro duros y que únicamente se sustenta por el carisma de Til Schweiger y las curvas de Emmanuelle Vaugier. La historia no tiene mucho que ver con la que teóricamente adapta, tiene un ritmo desigual aunque no llega a hacerse pesada casi nunca, pero es cutre sin llegar a lo paródico, como "Bloodrayne 2" o "Postal": le falta la chispa de "House of the Dead" o la primera "Bloodrayne" y ser realmente memorable.

Lo único que recordaré de "Fary Cry" son un par de escenas de acción chartuteras, un montón de soldados llenos de polvos de talco y los flirteos entre Til y Emmanuelle, probablemente escritos por este último (a tenor de su anterior "Keinohrhasen"). Marcó el fin de la mala (por irregular) etapa de Uwe y el inicio de la verdaderamente épica. Sólo por eso le perdono sus errores. Y es que Uwe mola siempre, incluso cuando no lo hace, como es el caso.