Aachi & Ssipak es un claro ejemplo de cómo está cambiando la animación tradicional. Cada vez son menos películas las que se atreven con las historias épicas tradicionales en la línea del señor Hayao Miyazaki, o de las fábulas infantiles de la Disney; la tendencia ahora es la crítica brutal, sociocultural y política, el poner patas arriba las ideas preconcebidas y darles una vuelta de tuerca. Si algo así pudimos ver con Dead Leaves o la reciente -aunque diferente- Tekkonkinkreet, la cinta coreana de Joe Bu-jin es el súmmum. Una explosiva mezcla de influencias que da lugar a una película ágil, alocada, muy bestia y sin ningún tipo de escrúpulos.

Historia: los habitantes de Ciudad Mierda no pueden cagar. Hace la tira, los excrementos eran tan numerosos que tuvieron que implantarse unos chips en los culos de todo el mundo para regular la cantidad de deshechos. A día de hoy, el que caga tiene pasta: al parecer, defecar es un paso hacia la creación de una especie de droga extraña en forma de barritas que vuelve locos a los habitantes; pero algunos de ellos mutaron en una especie de pitufos mature llamados La Banda del Pañal, con ametralladoras y demás, y quieren sitiar la raza humana. Y en medio de todos estos problemas están AAchi y Ssipak, unos ladronzuelos y gangsters. ¿Mola, eh?

Pues hay más. Tenemos al gay que quiere ser director de cine sadomaso que dará más de una sorpresa, un cyborg que aniquila a los pitufos estos, al líder de estos últimos, una preciosa joven capaz de cagar oro, y al gobierno creando súper-criaturas para liderar la zona. El resultado de todo esto es un explosivo cóctel de influencias que es sencillamente brutal, donde se da cita a la acción más brillante, desatada y bien rodada. Las secuencias del cyborg, aniquilando criaturas bajo la lluvia en la escena de las escaleras, es de 20 sobre 10. Simplemente para quitarse el sombrero.

La única pega de la película es que no seas capaz de soportar tanto humor grueso y tanta violencia gratuita. En este sentido es exactamente como Dead Leaves: si te gustó aquella, con esta vas a flipar. Así que ni te lo pienses. Con razón ganó el premio a la mejor película en Sitges.