De la cinematografía hongkonesa, Johnnie To es uno de los pocos realizadores que realmente merece la pena rescatar. Es un director versátil, que hace varias películas anuales, pero que siempre mantiene un nivel medio. Nunca -al menos en la última década- ha hecho un bodrio, y a pesar de que sus obras suelen ser espléndidas, en ocasiones hace cosas más ligeras, menos complejas, más llevaderas. Así, si dentro del primer grupo podemos encontrar las geniales The Mission, Exiled, Fulltime Killer o Election, en el segundo hay cosas tan disparatadas como Heroic Trio, Election 2, Linger o esta Sparrow.

Por que Sparrow es a grandes rasgos una película 'menor', más intimista, más centrada en la comedia que en la acción, que sigue la historia de un grupo de carteristas liderada por el fantástico Simon Yam. Durante uno de sus hurtos, Yam advierte la presencia de una bella dama y cae rendido a sus pies... hasta consecuencias límite. Así, se nos narran las desventuras de este curioso grupo de personajes, mostrándonos los dos lados de la cara del crimen, pero siempre manteniendo las distancias y dándole un enfoque más amable y divertido.

Lo curioso es que To quería hacer un musical cuando pensó en Sparrow. Y casi, casi lo consigue, con una escena al final en el que la banda sonora juega un papel crucial, un baile de paraguas magistralmente rodado y extremadamente divertido. Al acabar de ver Sparrow no deja la sensación de ser una gran película, pero si la de haber pasado un rato muy entretenido con esta variopinta galería de fracasados. Como casi todo lo de To, recomendada.